Estos días he aprovechado para ir a Bilbo. Visitar mi familia. Pasear por la ciudad. Después de tantos años, subir arriba del puente colgante y no pasar tanto miedo como esperaba. Volver a inventar una canción con mi prima. Ataques de risa. Tomar una infusión después de media hora de cola en la gran vía. Enseñar catalán. Aprender euskera. Perdernos por el casco viejo en busca de la plaza nueva. Andar casi ocho km por el muelle de las Arenas. Tomar pintxo pote a todas horas. Ver pelis de 3 horas. Comer tortitas. Soñar en vivir aquí y allí. Visitar museos. Guggenheim, Rolls Royce. Quedarme embobada en los preciosos paisajes. Adorar euskadi. Buscar olentzeros por los balcones. E intentar recordar la canción que cantábamos a su llegada...
Cuando era pequeña en mi casa no venía el Papá Noel, y tampoco hacíamos cagar al tió. Venía el Olentzero. Para los que no sepáis, es un carbonero Navarro, que trae regalos el día de navidad por toda la zona de Euskal Herria. Verlo trepando por los balcones me ha despertado la nostalgia. Quisiera volver a tener 8 años y sentir el cosquilleo, la noche de navidad, pensando que un buen hombre llamado Olentzero está dejando regalos en mi balcón.
Olentzero joan zaigu
mendira lanera
intentzioarekin
ikatz egitera.
Aditu duenian
Jesus jaio dela
lasterka etorri da
berri ona ematera.
Horra! Horra!
Gure Olentzero!
Pipa hortzetan duela
eserita dago
kapoiak ere baditu
arraultzatxuakin
bihar meriendatzeko
botila ardoakin.
Inolaz ezin dugu
Olentzero ase
bakarrik jan dizkigu
hamar txerri gazte.
Saiheski ta solomo
makina bat este
Jesus jaio da eta
alaitu zaitezte.
Horra! Horra!...
Como podréis entender, entonar, entonaba. Lo que es acertar la letra...ya es otro tema. Voy a dejar que la nostalgia fluya y a ver si así me aprendo de nuevo la canción. Ésta, y muchas más.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario