domingo, 14 de mayo de 2017

Sobre la habilidad de echar de menos

Creo que una de las habilidades más importantes que deben desarrollar las parejas es la de echarse de menos. Saber echarse de menos implica hacer cosas por separado, saberse distanciar en el plano físico pero seguir conectados en todo momento, a través del amor. 

Es muy fácil dejarse llevar por la comodidad y la ilusión y empezar a hacer cualquier cosa junto a la persona que has escogido: "¿me acompañas al súper?", "he quedado con mi mejor amiga pero ven conmigo". De repente cuesta mucho mucho mucho decir "te veo luego".

Please, please, please

Durante mucho tiempo pensé que lo más bonito de las parejas era que consiguieran fundirse en una sola persona y que se acabaran confundiendo el uno con el otro. Lo que ocurre es que, al final, dejar de ser uno mismo lo único que crea es inseguridad y la sensación de estar perdido. Es innegable que con nuestras parejas tendremos muchas cosas en común y mil puntos de unión pero creo que la clave está en no perder de vista aquello que nos convierte en cada uno de nosotros y que por tener novio o novia no perdemos la capacidad de pensar y de tomar decisiones por nosotros mismos. 

Ahora creo que lo mejor que le puede pasar a una pareja es conservar cierta distancia y a la vez crear una entidad independiente que no es nada más que la suma de ellos. Crear algo con la persona que te da estabilidad, que te aporta cosas por muchos meses que pasen y que te hace ser una mejor versión de ti mismo es una sensación increíble: sientes que aportas, que sumas, y te das cuenta de que el amor te permite crear algo imparable y enorme.  

Y no quiero que dejes de serlo. 

Para ello es clave saber echarse de menos: saber tener proyectos propios, conservar ciertas parcelas de intimidad, cultivar las amistades, tener aficiones distintas. Eso lo único que hace es sumar y sumar y sumar a la pareja. 

Es indispensable que tengas tus momentos de "solo chicos" (y yo mis momentos de "solo chicas")

Como un buen amigo mío dijo, lo mejor que te puede decir tu persona es que está tan bien gracias a lo que ha creado contigo, que sin ti también sería muy feliz. Y eso es porque tu persona te aporta un crecimiento y una seguridad en tí mismo que son impagables; no es nada más que entender que lo que creáis juntos te da la llave a la libertad, a saber quién eres, a ser un poquito mejor, a comprometerte con alguien bajo cualquier circunstancia, a ser generoso y a ceder cada dos por tres.

Lo complicado es que seguramente lo más bonito del amor es que cuando encuentras a alguien con quien te sientes invencible, haces un click y dejas atrás la sensación de estar completamente lleno estando solo. Cuando compartes la vida con alguien, puedes estar muy bien, casi perfectamente bien pero siempre habrá una parcela medio vacía que solo se llena  estando fisicamente con tu persona. Porque te sientes en casa y porque vuelves al punto en el que todo encaja. Esa parcela es la en la que echamos de menos, en la que pensamos "ojalá estuvieras aquí para poder disfrutar contigo de esto que tan feliz me hace". Por eso es típico empezar a tener miedo cuando hacemos algo solos, dejarnos llevar por lo fácil que es hacer algo cuando lo hacemos acompañados de la persona que nos quiere. 

Me saltaría la regla de hacer las cosas que más me gustan sola para que me leyeras, sin dudarlo. 

Sin embargo, no hay que olvidar que la condición humana hace que acostumbrarse a alguien acabe convirtiéndose en tenerle por sentado; y sin el miedo a perder, sin separarse de vez en cuando, la relación pierde todo el sentido. Y ese echar de menos es, en el fondo, el motor de todo.  

Échemonos de menos mucho mucho mucho

Lo que une es lo que somos capaces de crear el uno más el otro y no a lo que somos capaces de renunciar por querer estar todo el tiempo con alguien. 




Hasta pronto, 

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lunes, 1 de mayo de 2017

Sobre las cosas que tengo pendientes

Tengo la sensación de vivir envuelta (maybe enterrada) en listas de TO DOs. En el despacho, como a todos, se me acumulan sin darme cuenta y aunque soy ordenada y apunto mis tareas en mi Moleskine verde, no sé cómo lo hago pero siempre acabo teniendo un elenco de post-its por mi escritorio con notitas y cositas por hacer. 
Estos últimos diez días, que han sido de vacaciones y he tenido la suerte de irme a la otra punta del mundo, he vivido alejadísima de los TO DOs (me hurtaron el móvil de modo que a partir de un determinado punto hasta dejé de recibir e-mails). Sin embargo, durante las horas de coche o antes de irme a dormir, en el típico duermevela de los viajes, que supongo que por el cansancio y por el desconocimiento de la cama siempre se alarga, me empecé a agobiar al darme cuenta de que, en lo personal, también tengo mil cosas pendientes, abiertas, a medias o directamente sin empezar. 
Quiero leer las novelas que me quedan de Jane Austen y de Mercè Rodoreda. Quiero sí o sí o sí leerme estos tres libros:

Si no los habéis leído ya, no perdáis mucho tiempo. Cambian la perspectiva de las cosas.
Tengo que ir mucho más a menudo al teatro y a conciertos. También al cine. En concreto, tengo que comprar entradas para ir al Cruïlla  (hace meses que postpongo el appointment en outlook) y estar muy atenta por si José González y Maná vuelven a Barcelona.  
Como soy de tradiciones (creo que me vuelven un poco loca), tengo que organizar la escapada anual con mis hermanos. Espero que no me pidan que sea relacionada con el surf porque claramente (aún) no estoy suficientemene fit para seguirles el ritmo. De hecho, hablando de surf, tengo súper pendiente subirme de una vez por todas a una tabla y disfrutar de una manera distinta el mar.

Volver a Cali y recorrernos otra vez millas y millas de carreteras los tres juntos sería el plan perfecto.

Debería empezar a documentarme sobre las arañas: dónde viven, cuántas especies existen, qué tan peligrosas son...Todo ello para para intentar superar, de una vez por todas, la fobia que les tengo. Odio que una algo tan irracional me limite y me condicione así. Recomendaciones sobre libros/webs are more than welcome. Para empezar a auto-presionarme (que se me da súper bien), añado a mi lista: comprar los billetes de este verano y buscar quién me lleve a Borneo para que pasemos tres días enteros en la jungla – conviviendo con arañas. 

Pongamos una vela para que pueda embarcarme por tres días en una barquita que me lleve hasta los orangutanes.

Y como en parte soy también ultra mainstream, me queda pendiente tirarme en paracaídas e integrar, de forma consistente, el yoga en mi rutina diaria. Oh, sería maravilloso ser una de esas chicas que van con su esterilla al gimnasio.

Creo que lo que me frena es la paciencia y la disciplina que implica. 

Me encantaría volver a Nepal y hacer algún trekking que me ponga muy a prueba. Ojalá tuviera la voluntad de prepararme para subir al campo base de uno de los Annapurnas (y luego pasarme otra semanita recuperándome en el ambiente relajadísimo de Pokhara).
¿Empiezo a entrenar ya, no?

No me quiero ir de este mundo sin haber estado en Japón ni sin haber hecho un safari por África. Quiero conocer Islandia y Argentina, las Fiji, Australia y Bhutan. Tampoco quiero irme de este mundo sin haber viajado sola al menos una vez. También me gustaría aprender a tocar una canción de las que tocaba con el piano. Escogería una y la reaprendería. 

Sería increible tener el tiempo suficiente como para ir buscando los mejores cafés de cada ciudad.

Me haría mucha ilusión ahorrar suficiente dinero como para invertir en un buen bolso, o en unos zapatos o en cualquier cosa que me guste infinito.
Son ideales 

Tengo que empezar a decirte todas las cosas que siento y en el momento que me apetezca: que eres el más divertido y el más guapo, que quiero dormir contigo (como cada día) porque entonces descanso mucho mejor y que necesito que me des un abrazo tipo ya, ahora mismo. Que amplías mi universo. Y espero que no te vuelvas loco ni te asustes porque oh well, así. 

Y espero que no te vuelvas loco ni te asustes porque oh well, así soy.
Y luego, bueno, me quedaría casarme, tener hijos, comprarme una casa y un perro…pero vaya, eso llegará solo (dicen). 
Total, que me fui de vacaciones para alejarme de los deberes y resulta que he vuelto con una lista importante de cosas pendientes. Lo peor de todo es que cualquier cosa irá antes que todo esto porque entre tanto TO DO profesional es difícil encontrar fuerzas y tiempo para dedicarnos a nosotros mismos.


¿Vosotros también vivís perseguidos por To DOs?

Hasta pronto,


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