domingo, 26 de noviembre de 2017

Nuestra ruta por Indonesia

Este verano pasamos tres semanas en Indonesia y aunque no era el destino que yo hubiese elegido (me apetecía muchísimo más ir hacia latinoamérica), después de mucha insistencia por parte de J acabamos comprando vuelos para Jakarta. Volvimos fascinados y encantadísimos de la vida, súper relajados, morenos y con ganas de volver a para explorar las mil islitas que no pudimos pisar.

así de relajados, me refiero

Es un país enorme y lo configuran centenares de islas. Ello hace que planear el viaje pueda ser un poco agobiante: no sabes qué islas priorizar, cuánto tiempo vas a invertir en desplazamientos, si vale la pena comprar vuelos internos o puedes usar ferrys...

Estas son las cosas que aprendimos nosotros:

1. Escoge una zona y no seas muy ambicioso

La guía a Indonesia de Lonely Planet es súper útil pero puede ser un pelín abrumadora: es un tocho y tiene información casi infinita. Mi recomendación es que escojas una zona y te centres en verla bien. Ten en cuenta que los transportes requieren mucho tiempo (los vuelos SIEMPRE se retrasan y los ferrys suelen ser peligrosos de modo que es mejor evitarlos). Mi recomendación es que escojas, o bien la zona de Java-Bali-Lombok, o bien la zona de Papua Nueva Guinea.

Después de mucho pensar e informarnos, nosotros nos decidimos por seguir la ruta más habitual porque al ser la primera vez que visitábamos el país nos apetecía tener la seguridad de llegar a sitios con un mínimo nivel de comfort. Así, volamos a Jakarta (capital del país, situada en la isla de Java), después fuimos a Bali, de allí saltamos a las Islas Gili y finalmente nos atrevimos a cruzarnos la Isla de Flores. Para mí la ruta fue perfecta porque incluía tanto destinos de sol, leer y cervezas como puntos de cultura y de aventura.

Ten en cuenta que una vez allí podrás reservar absolutamente todo. Son muy espabilados y si les pides que quieres ir a hacer, por ejemplo, una ruta por una islita remota, te lo montarán. No te obsesiones con tenerlo todo atado antes de llegar, in situ ves mejor las cosas y puedes valorar mejor los precios que te ofrecen. Nosotros nos pusimos en contacto por e-mail con guías locales que encontramos buscando por internet y una vez allí confirmamos que eso no era para nada necesario.

Mi sitio favorito para ver atardeceres, el Sunset Bar de Gili Air

2. Cómo ahorrar de buenas a primeras 

El mayor ahorro lo encontrarás volando a Jakarta en lugar de volar a Bali. Los vuelos a la capial son sustancialmente más baratos que a Bali. Para nosotros, volar a Jakarta fue la mejor decisión no solo por el ahorro, si no porque en la isla de Java hay dos templos espectaculares que estaban en nuestra lista de musts a visitar (Borobudur y Prambanan). Por lo tanto, win-win.

El segundo ahorro lo encontrarás comprando los vuelos internos con cierta antelación. Una vez hayas diseñado tu ruta, compra los vuelos internos cuanto antes para (i) asegurarte de que tienes plaza - piensa que es un destino súper habitual y que las rutas Java-Bali, por ejemplo, van a tope; y (ii) que puedes escoger los horarios que más te combienen.

El tercer ahorro y muy importante es que, como en cualquier país asiático, antes de comprar algo o de  reservar una actividad, preguntes en almenos 3 sitios. Es alucinante cómo puestecitos de actividades para turistas en una misma calle te ofrecen precios súper distintos para exactamente el mismo producto. Al preguntar en 3 sitios te haces a la idea de por dónde van los tiros y entonces puedes dedicirte por quién te ha dado mejor espina.

El cuarto punto de ahorro está, lógicamente, en dónde cambies el dinero. Igual que para las actividades, nosotros nos recorríamos las casas de cambio porque los precios también variaban muchísimo. Evita cambiar divisa en los puntos más turísticos. Nosotros por ejemplo cambiamos gran parte en Java y después conseguimos buen cambio en Bali, en un punto bastante alejado de las playas más típicas.

Pagar el precio de estas hamacas era una buenísima inversión: menos de 50 céntimos de euro al día

3. Imprescindibles de tu maleta

No puedo emfatizar suficiente lo importante que es llevar una maleta cómoda, si puede ser que no sea rígida y sobre todo que no pese mucho ni sea muy grande. Si eres como nosotros, te moverás de hotel cada dos o máximo tres noches y por lo tanto quieres poder recoger tus cosas en un periquete.

No necesitas más que ropa fresquita y cómoda, bañadores y un buen impermeable porque las lluvias torrenciales son súper habituales.

Esta es mi manera de organizar la maleta, pronto os detallaré cómo lo hago

Para mí otro imprescindible es jabón para la ropa: no quieres llevar durante 15 o 20 días ropa sucia acumulada. Con el calor que hace la ropa se seca muy rápido no cuesta absolutamente nada llegar al hotel y limpiar un par de camisetas y la ropa interior que hayas usado. Nosotros no lavábamos cada día pero siempre que teníamos un poco de tiempo, aprovechábamos para hacer laundry. En este sentido te recomiendo que compres 3 metros de cuerda de escalada finita (en Decathlon) y un paquete de pinzas de tender. Easy peasy.

Escena típica de nuestros baños, convertidos en tendedero

Ni que decir cabe que es importantísimo llevarse un botiquín completo: antibiótico genérico, crema para las picaduras de mosquitos y bichos, un buen desinfectante de heridas y suero fisiológico en monodosis para limpiar heriditas, limpiar los ojos después de cruzar una carretera polvorienta...

4. Cómo compaginar puntos muy turísticos con sitios inexplorados

Como os decía, Indonesia es un país mega turístico. Lo bueno es que aún quedan puntos menos explorados en los que no te vas a encontrar cenando con españoles, italianos e ingleses. Para nosotros, dentro de la ruta que escogimos, que es la que hace la mayoría de gente, era importante buscar ciertos puntos un poco off the route.

De nuestra ruta, Bali y las Gili eran los puntos más típicos y saturados de occidentales. Desde luego vale la pena visitarlos pero necesitábamos algún punto de compensación. Lo encontramos en la Isla de Flores. Más allá de pasar un par de días en un barquito vistando el Parque Nacional de Komodo, que es una actividad muy habitual pero súper recomendable, nostros contratamos a un driver que nos llevó en coche a cruzar toda la isla, de punta a punta. Queríamos subir a un volcán de noche para ver el amanecer desde allí y sobre todo queríamos alejarnos de las multitudes de Bali. Fue una semana en condiciones bastante precarias: no había más extranjeros que nostros (la gente nos miraba porla calle) y hoteles prácicamente no hay. Solo existen pequeños guest houses donde los estándares son indonesios: habitaciones muy sencillas con baños muy, muy básicos. Sin embargo, nos encantó. Flores tiene un paisaje increíblemente bonito y salvaje, vimos muchos animales (desde los dragones de Komodo a tortugas, mantas, mil peces de colores, monos,...) y poderlo explorar sin ningún turista a tu lado, no tiene precio.

Vistas desde el Paradise Bar, en Labuanbajo (pueblo pesquero de Flores)

5. Qué no puedes dejar de hacer

Visita sí o sí, los templos de Prambanan y Borobudur. Puede parecerte que ir hasta allí es una pérdida muy grande de tiempo pero vale la pena. Son impresionantes en belleza y en dimensiones.

Borobudur, aún me alucina.

Pasa 3 o 4 días en las Gili Islands. Nosotros escogimos Gili Air porque dentro de las tres es la mediana, tiene ambiente y restaurantes monísimos pero no es un destino de fiesta como podría ser Trawangan. En las Gili no dejes de ir a ver el atarceder ni de apuntarte a un día de snorkelling: verás corales increíbles y nedarás con tortugas por un precio ridículo.

La emoción de nedar con tortugas es impagable.

Ve sí o sí a la Isla de Flores: no puedo recomendarlo más, de verdad. Pasar tres días en un barco con otra gente es divertidísimo y te hace salir de tus comodidades habituales. Y ya ni os repito lo bonito de ir pasando por carreteras llenas de selva y volcanes. Subir el Kelimutu de noche y ver el amanecer es de lo más precioso que he viso nunca.

El cráter del volcán Kelimutu, amaneciendo.

Reduce tus días en Bali: Bali es bonito, no lo negaré, pero si sólo hubiera hecho el típico combo de Bali-Gili Islands mi opinión sobre Indonesia sería muy disinta a la que tengo habiendo visitado Flores y Java. Para nosotros es un destino donde es difícil tener contacto con la vida real indonesia. Hay hoteles súper chulos, restaurantes deliciosos y beach clubs de lo más pero da la sensación de poder estar en Miami, Los Ángeles o Barcelona: lo que haces en Bali lo podrías hacer en muchos otros sitios del mundo. Si bien después de estar en sitios más precarios uno agradece quedarse unos días en un hotel mejor, creo que no vale la pena estancarse en esta isla. No dejes de ir porque el ambiente es muy cool y hay puntos veraderamente bonitos pero tampoco la priorices porque encontrarás islas mucho más interesantes y con menos guiris como tú (my opinion).

Trata de buscar actividades un poco distintas, como este bike tour que hicimos en Ubud.

Y vosotros, habéis estado en Indonesia? a dónde tenéis pensado ir próximamente?


Hasta pronto,

X.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Sobre la crisis de los 25


Si sois un poco como yo a menudo os encontraréis agobiados por sentir que no llegáis a nada, que estáis en todo pero en realidad no conseguís disfrutar de los planes ni de las personas, que el cansacio se os come y que llevar una vida organizada es misión imposible. Como persona autoexigente y perfeccionista que soy, sufro demasiado de todo lo anterior pero creo que tengo algunas claves para todos los que queráis conseguir un poco de estabilidad y paz con vosotros mismos: 

1. Haz una lista de las cosas por las que estás agradecido

Coge tu libreta favorita (seguro que tienes mil en casa) o abre la app de "notes" del móvil y empieza a listar todas las cosas buenas de tu vida: tus amigos, tu familia, los paseos con tu perro, poder comerte un frankfurt cuando vas a Ikea, saber cocinar, saber querer, el olor de casa de tus abuelos... 

Cuando te sientas perdido y desconectado de la realidad, cuando tengas un día de vacío total en el que no te reconozcas, reléete la lista y con calma ve repasando todos sus puntos. Es importante ser muy consciente de todo lo que tenemos y a veces una tontería así te hace el día. 

Si quieres ir un nivel más allá, te recomiendo muchísimo el Happines Planner: un diario pensado y diseñado para conseguir ser más feliz en 100 días. Conlleva un poco de dedicación diaria (unos cinco minutos cada noche) pero ayuda muchísimo a reflexionar sobre el día, fijar objetivos para el día siguiente y priorizar las preocupaciones. Además tiene un diseño perfecto. Es un buenísimo regalo de Navidad. 

Agradezco infinito tener tiempo para dibujar

2. Busca tu propio espacio

Tu familia es tu punto de referencia, seguramente tu modelo a seguir pero no sabes por qué sientes que empiezas a necesitar tu espacio y poder escoger qué cenas, qué marca de pasta de dientes vas a comprar y si las sábanas se cambian los lunes o los viernes.  Si puedes permitírtelo, piensa en independizarte: crear tu habitación, tu piso, es una perfecta manera de definirte y de tomar decisiones propias y reales, que se materializan. 

Si no estás en el punto de marcharte de casa de tus padres, dedica al menos un par de horas a la semana a estar en un lugar que te sea muy confortable (tu habitación, el cine, el parque de delante de tu casa, tu librería favorita). 

Reencontrarse y poder parar un poco el ritmo es vital. 

Para mí los libros y los colores neutros son imprescindibles 

3. Prioriza

Trabajar es todo un mundo y puede ser muy complicado aprender a compatibilizar el estrés laboral con nuestra vida privada, personal. Ya sé que no os descubriré América pero a mí me va genial hacerme listas de TO DOs tanto en el trabajo como en mi vida personal. Ello me ayuda a no olvidarme de mis aficiones y a buscarles tiempo a mis amigos y mis actividades favoritas. ¿No os pasa que el domingo por la noche tenéis la sensación de haber tirado el finde? 

Para mí es importantísimo priorizar las personas y los planes. Sintiéndolo mucho, sólo me apunto a lo que realmente me apetece y muevo cielo y tierra para poder ver a mis personas favoritas. Un truco: dales preferencia a todas las cosas, sensaciones y personas que has listado en tu "lista de cosas por las que estoy agradecido" para tenerlas más presentes.

Un brunch el domingo con tu madre es una buenísima prioridad

4. Aliméntate bien (y tómate unos vinos amenudo)

Nuestro cuerpo se merece que le aportemos los nutrientes necesarios y de la mejor calidad que podamos permitirnos. Las semanas son largas y comer bien ayuda a nuestros cerebros a funcionar mejor. Si consigues comer bien sentirás que tu vida está ordenada y los niveles de energía te empezarán a aumentar, te lo aseguro. 

¿Cómo conseguirlo? Yo suelo dedicar una mañana de mi fin de semana a cocinar para toda la semana. Así evito comer fuera de casa y ahorro tiempo entre semana. Lo tomo como un rato que me dedico a mí misma, a cuidarme. Lo categorizo como un lujo, lo digo de verdad. 

A la vez, no seas ni muy duro ni muy estricto contigo mismo. Vete a tomar unas birras después del trabajo y reserva mesa en ese restaurante que te comentaron el otro día. Cena una pizza el martes si ha sido un día horrible y compra un Panettone, que ya puede considerarse que ha empezado la época. 

Come muchas verduras y de muchos colores 

5. No pasa nada si no sabes quién eres

Terminamos la universidad y se supone que tenemos que ser mega felices siendo economistas, abogados o periodistas. La realidad es terrible porque al empezar a trabajar a más de uno y de dos nos ocurre que no vemos tan claro que eso para lo que hemos estudiado y luchado pueda ser nuestro trabajao de "para siempre". 

Sentirse perdido y no reconocerse a uno mismo es complicado y da miedo. No saber a qué dedicarse ni saber si quieres ser vegano o te gusta demasiado el steak tartar como para dejar te comerlo produce vértigo. No saber lo que te define y sentir que no eres bueno en nada en particular es asfixiante. Calma, no pasa nada. En realidad todas estas dudas forman parte de nosotros, son nosotros y nos definen. Las idas y venidas, las pruebas, los "pongo un parche aquí y ya veré lo que hago en un año" nos ayudan a descartar y en realidad son parte de nuestro camino. Ni que decir cabe que de cualquier experiencia se aprenden cosas: absolutamente todo nos va configurando. Lo único que hay que entender es que lo que hemos estudiado, lo que hasta ahora nos gustaba y de repente no sabemos si nos llena como lo hacía antes no es lo único que somos nosotros: cambiamos y evolucionamos y ello implica dudar y sufrir por equivocarse, tener pavor al fracaso. 

Poco a poco iremos encontrándonos y sin darnos cuenta las cosas tendrán sentido. Pero ello solo ocurrirá si aceptamos que no seremos una sola persona toda la vida, que podemos cambiar de gustos y de manera de vestir, de amigos, que podemos cambiar de profesión tantas veces como queramos y todo ello configurará nuestra persona y lo único que conseguiremos es ser mejores y más redondos.

Tenemos mucha suerte de pertenecer a una generación muchísimo más flexible, abierta y adaptable que la de nuestros padres. Deberíamos darnos cuenta de lo brillante que es que seamos tan ambiciosos y que no nos conformemos con un sueldo estable y un trabajo "serio". Somos valientes por plantearnos cobrar menos dinero y querer dedicarnos más horas a nosotros y a nuestras aficiones.

Date tiempo 


Escuchar esta canción me ha hecho la semana más fácil



¿Y vosotros, cómo lo hacéis para combatir la crisis del cuarto de siglo?


Hasta pronto,

X.