Una planta, es un ser vivo. Nace de una semilla, crece, se reproduce y también se seca y muere. Regalar una planta por navidad para mi es regalar vida, cariño, bienestar. Creo que es así por muchas razones.
Una planta quieres que te dure al máximo, y para ello la tienes que cuidar. Debes regarla cuando lo requiera, cuidarse de que esté a la temperatura indicada y que tenga la suficiente luz. Puede hacerse un paralelismo con la vida. Cuidar a los que nos rodean; Si necesitan hablar, escuchar. Si necesitan llorar, poner el hombro. Si necesitan reir, devolver la carcajada. Si necesitan soñar, ayudarles a tocar de pies al suelo... y así podría hacer una lista infinita. En tiempos de adviento, recordarnos que no solo existimos nosotros mismos, sino que hay mucha gente a nuestro alrededor que quizas necesite nuestra ayuda, compañía como fuente de energía, de la misma manera que la planta necesita ser regada.
Las raices, para mí simbolizan de dónde somos y nuestros ideales. Nuestro yo más profundo. Al que muchas veces perdemos de vista. Y al que tantas veces sin saberlo echamos de menos.
Las flores, o en este caso más bien las hojas, ya que las flores al ser muy pequeñas no se ven, son muy llamativas y vistosas. El color rojo es navideño. Alegran la vista a quien las ve, hacen la casa mas acogedora, crean hogar.
Una planta además da frutos. ¿Qué puede tener eso que ver con nosotros? Pues yo creo que mucho. Y ahora aún más ya que pasamos por tiempos de crisis. Los emprendedores buscan frutos. Un fruto, para mí es símbolo de esfuerzo y de gran trabajo. La planta dando frutos nos recuerda que nosotros debemos esforzarnos y creer que nosotros también podemos. Y repito, sobretodo creer en ello.
Hasta aquí mi pequeña aportación,
Feliz semana a todos!
L.
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