domingo, 26 de noviembre de 2017

Nuestra ruta por Indonesia

Este verano pasamos tres semanas en Indonesia y aunque no era el destino que yo hubiese elegido (me apetecía muchísimo más ir hacia latinoamérica), después de mucha insistencia por parte de J acabamos comprando vuelos para Jakarta. Volvimos fascinados y encantadísimos de la vida, súper relajados, morenos y con ganas de volver a para explorar las mil islitas que no pudimos pisar.

así de relajados, me refiero

Es un país enorme y lo configuran centenares de islas. Ello hace que planear el viaje pueda ser un poco agobiante: no sabes qué islas priorizar, cuánto tiempo vas a invertir en desplazamientos, si vale la pena comprar vuelos internos o puedes usar ferrys...

Estas son las cosas que aprendimos nosotros:

1. Escoge una zona y no seas muy ambicioso

La guía a Indonesia de Lonely Planet es súper útil pero puede ser un pelín abrumadora: es un tocho y tiene información casi infinita. Mi recomendación es que escojas una zona y te centres en verla bien. Ten en cuenta que los transportes requieren mucho tiempo (los vuelos SIEMPRE se retrasan y los ferrys suelen ser peligrosos de modo que es mejor evitarlos). Mi recomendación es que escojas, o bien la zona de Java-Bali-Lombok, o bien la zona de Papua Nueva Guinea.

Después de mucho pensar e informarnos, nosotros nos decidimos por seguir la ruta más habitual porque al ser la primera vez que visitábamos el país nos apetecía tener la seguridad de llegar a sitios con un mínimo nivel de comfort. Así, volamos a Jakarta (capital del país, situada en la isla de Java), después fuimos a Bali, de allí saltamos a las Islas Gili y finalmente nos atrevimos a cruzarnos la Isla de Flores. Para mí la ruta fue perfecta porque incluía tanto destinos de sol, leer y cervezas como puntos de cultura y de aventura.

Ten en cuenta que una vez allí podrás reservar absolutamente todo. Son muy espabilados y si les pides que quieres ir a hacer, por ejemplo, una ruta por una islita remota, te lo montarán. No te obsesiones con tenerlo todo atado antes de llegar, in situ ves mejor las cosas y puedes valorar mejor los precios que te ofrecen. Nosotros nos pusimos en contacto por e-mail con guías locales que encontramos buscando por internet y una vez allí confirmamos que eso no era para nada necesario.

Mi sitio favorito para ver atardeceres, el Sunset Bar de Gili Air

2. Cómo ahorrar de buenas a primeras 

El mayor ahorro lo encontrarás volando a Jakarta en lugar de volar a Bali. Los vuelos a la capial son sustancialmente más baratos que a Bali. Para nosotros, volar a Jakarta fue la mejor decisión no solo por el ahorro, si no porque en la isla de Java hay dos templos espectaculares que estaban en nuestra lista de musts a visitar (Borobudur y Prambanan). Por lo tanto, win-win.

El segundo ahorro lo encontrarás comprando los vuelos internos con cierta antelación. Una vez hayas diseñado tu ruta, compra los vuelos internos cuanto antes para (i) asegurarte de que tienes plaza - piensa que es un destino súper habitual y que las rutas Java-Bali, por ejemplo, van a tope; y (ii) que puedes escoger los horarios que más te combienen.

El tercer ahorro y muy importante es que, como en cualquier país asiático, antes de comprar algo o de  reservar una actividad, preguntes en almenos 3 sitios. Es alucinante cómo puestecitos de actividades para turistas en una misma calle te ofrecen precios súper distintos para exactamente el mismo producto. Al preguntar en 3 sitios te haces a la idea de por dónde van los tiros y entonces puedes dedicirte por quién te ha dado mejor espina.

El cuarto punto de ahorro está, lógicamente, en dónde cambies el dinero. Igual que para las actividades, nosotros nos recorríamos las casas de cambio porque los precios también variaban muchísimo. Evita cambiar divisa en los puntos más turísticos. Nosotros por ejemplo cambiamos gran parte en Java y después conseguimos buen cambio en Bali, en un punto bastante alejado de las playas más típicas.

Pagar el precio de estas hamacas era una buenísima inversión: menos de 50 céntimos de euro al día

3. Imprescindibles de tu maleta

No puedo emfatizar suficiente lo importante que es llevar una maleta cómoda, si puede ser que no sea rígida y sobre todo que no pese mucho ni sea muy grande. Si eres como nosotros, te moverás de hotel cada dos o máximo tres noches y por lo tanto quieres poder recoger tus cosas en un periquete.

No necesitas más que ropa fresquita y cómoda, bañadores y un buen impermeable porque las lluvias torrenciales son súper habituales.

Esta es mi manera de organizar la maleta, pronto os detallaré cómo lo hago

Para mí otro imprescindible es jabón para la ropa: no quieres llevar durante 15 o 20 días ropa sucia acumulada. Con el calor que hace la ropa se seca muy rápido no cuesta absolutamente nada llegar al hotel y limpiar un par de camisetas y la ropa interior que hayas usado. Nosotros no lavábamos cada día pero siempre que teníamos un poco de tiempo, aprovechábamos para hacer laundry. En este sentido te recomiendo que compres 3 metros de cuerda de escalada finita (en Decathlon) y un paquete de pinzas de tender. Easy peasy.

Escena típica de nuestros baños, convertidos en tendedero

Ni que decir cabe que es importantísimo llevarse un botiquín completo: antibiótico genérico, crema para las picaduras de mosquitos y bichos, un buen desinfectante de heridas y suero fisiológico en monodosis para limpiar heriditas, limpiar los ojos después de cruzar una carretera polvorienta...

4. Cómo compaginar puntos muy turísticos con sitios inexplorados

Como os decía, Indonesia es un país mega turístico. Lo bueno es que aún quedan puntos menos explorados en los que no te vas a encontrar cenando con españoles, italianos e ingleses. Para nosotros, dentro de la ruta que escogimos, que es la que hace la mayoría de gente, era importante buscar ciertos puntos un poco off the route.

De nuestra ruta, Bali y las Gili eran los puntos más típicos y saturados de occidentales. Desde luego vale la pena visitarlos pero necesitábamos algún punto de compensación. Lo encontramos en la Isla de Flores. Más allá de pasar un par de días en un barquito vistando el Parque Nacional de Komodo, que es una actividad muy habitual pero súper recomendable, nostros contratamos a un driver que nos llevó en coche a cruzar toda la isla, de punta a punta. Queríamos subir a un volcán de noche para ver el amanecer desde allí y sobre todo queríamos alejarnos de las multitudes de Bali. Fue una semana en condiciones bastante precarias: no había más extranjeros que nostros (la gente nos miraba porla calle) y hoteles prácicamente no hay. Solo existen pequeños guest houses donde los estándares son indonesios: habitaciones muy sencillas con baños muy, muy básicos. Sin embargo, nos encantó. Flores tiene un paisaje increíblemente bonito y salvaje, vimos muchos animales (desde los dragones de Komodo a tortugas, mantas, mil peces de colores, monos,...) y poderlo explorar sin ningún turista a tu lado, no tiene precio.

Vistas desde el Paradise Bar, en Labuanbajo (pueblo pesquero de Flores)

5. Qué no puedes dejar de hacer

Visita sí o sí, los templos de Prambanan y Borobudur. Puede parecerte que ir hasta allí es una pérdida muy grande de tiempo pero vale la pena. Son impresionantes en belleza y en dimensiones.

Borobudur, aún me alucina.

Pasa 3 o 4 días en las Gili Islands. Nosotros escogimos Gili Air porque dentro de las tres es la mediana, tiene ambiente y restaurantes monísimos pero no es un destino de fiesta como podría ser Trawangan. En las Gili no dejes de ir a ver el atarceder ni de apuntarte a un día de snorkelling: verás corales increíbles y nedarás con tortugas por un precio ridículo.

La emoción de nedar con tortugas es impagable.

Ve sí o sí a la Isla de Flores: no puedo recomendarlo más, de verdad. Pasar tres días en un barco con otra gente es divertidísimo y te hace salir de tus comodidades habituales. Y ya ni os repito lo bonito de ir pasando por carreteras llenas de selva y volcanes. Subir el Kelimutu de noche y ver el amanecer es de lo más precioso que he viso nunca.

El cráter del volcán Kelimutu, amaneciendo.

Reduce tus días en Bali: Bali es bonito, no lo negaré, pero si sólo hubiera hecho el típico combo de Bali-Gili Islands mi opinión sobre Indonesia sería muy disinta a la que tengo habiendo visitado Flores y Java. Para nosotros es un destino donde es difícil tener contacto con la vida real indonesia. Hay hoteles súper chulos, restaurantes deliciosos y beach clubs de lo más pero da la sensación de poder estar en Miami, Los Ángeles o Barcelona: lo que haces en Bali lo podrías hacer en muchos otros sitios del mundo. Si bien después de estar en sitios más precarios uno agradece quedarse unos días en un hotel mejor, creo que no vale la pena estancarse en esta isla. No dejes de ir porque el ambiente es muy cool y hay puntos veraderamente bonitos pero tampoco la priorices porque encontrarás islas mucho más interesantes y con menos guiris como tú (my opinion).

Trata de buscar actividades un poco distintas, como este bike tour que hicimos en Ubud.

Y vosotros, habéis estado en Indonesia? a dónde tenéis pensado ir próximamente?


Hasta pronto,

X.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Sobre la crisis de los 25


Si sois un poco como yo a menudo os encontraréis agobiados por sentir que no llegáis a nada, que estáis en todo pero en realidad no conseguís disfrutar de los planes ni de las personas, que el cansacio se os come y que llevar una vida organizada es misión imposible. Como persona autoexigente y perfeccionista que soy, sufro demasiado de todo lo anterior pero creo que tengo algunas claves para todos los que queráis conseguir un poco de estabilidad y paz con vosotros mismos: 

1. Haz una lista de las cosas por las que estás agradecido

Coge tu libreta favorita (seguro que tienes mil en casa) o abre la app de "notes" del móvil y empieza a listar todas las cosas buenas de tu vida: tus amigos, tu familia, los paseos con tu perro, poder comerte un frankfurt cuando vas a Ikea, saber cocinar, saber querer, el olor de casa de tus abuelos... 

Cuando te sientas perdido y desconectado de la realidad, cuando tengas un día de vacío total en el que no te reconozcas, reléete la lista y con calma ve repasando todos sus puntos. Es importante ser muy consciente de todo lo que tenemos y a veces una tontería así te hace el día. 

Si quieres ir un nivel más allá, te recomiendo muchísimo el Happines Planner: un diario pensado y diseñado para conseguir ser más feliz en 100 días. Conlleva un poco de dedicación diaria (unos cinco minutos cada noche) pero ayuda muchísimo a reflexionar sobre el día, fijar objetivos para el día siguiente y priorizar las preocupaciones. Además tiene un diseño perfecto. Es un buenísimo regalo de Navidad. 

Agradezco infinito tener tiempo para dibujar

2. Busca tu propio espacio

Tu familia es tu punto de referencia, seguramente tu modelo a seguir pero no sabes por qué sientes que empiezas a necesitar tu espacio y poder escoger qué cenas, qué marca de pasta de dientes vas a comprar y si las sábanas se cambian los lunes o los viernes.  Si puedes permitírtelo, piensa en independizarte: crear tu habitación, tu piso, es una perfecta manera de definirte y de tomar decisiones propias y reales, que se materializan. 

Si no estás en el punto de marcharte de casa de tus padres, dedica al menos un par de horas a la semana a estar en un lugar que te sea muy confortable (tu habitación, el cine, el parque de delante de tu casa, tu librería favorita). 

Reencontrarse y poder parar un poco el ritmo es vital. 

Para mí los libros y los colores neutros son imprescindibles 

3. Prioriza

Trabajar es todo un mundo y puede ser muy complicado aprender a compatibilizar el estrés laboral con nuestra vida privada, personal. Ya sé que no os descubriré América pero a mí me va genial hacerme listas de TO DOs tanto en el trabajo como en mi vida personal. Ello me ayuda a no olvidarme de mis aficiones y a buscarles tiempo a mis amigos y mis actividades favoritas. ¿No os pasa que el domingo por la noche tenéis la sensación de haber tirado el finde? 

Para mí es importantísimo priorizar las personas y los planes. Sintiéndolo mucho, sólo me apunto a lo que realmente me apetece y muevo cielo y tierra para poder ver a mis personas favoritas. Un truco: dales preferencia a todas las cosas, sensaciones y personas que has listado en tu "lista de cosas por las que estoy agradecido" para tenerlas más presentes.

Un brunch el domingo con tu madre es una buenísima prioridad

4. Aliméntate bien (y tómate unos vinos amenudo)

Nuestro cuerpo se merece que le aportemos los nutrientes necesarios y de la mejor calidad que podamos permitirnos. Las semanas son largas y comer bien ayuda a nuestros cerebros a funcionar mejor. Si consigues comer bien sentirás que tu vida está ordenada y los niveles de energía te empezarán a aumentar, te lo aseguro. 

¿Cómo conseguirlo? Yo suelo dedicar una mañana de mi fin de semana a cocinar para toda la semana. Así evito comer fuera de casa y ahorro tiempo entre semana. Lo tomo como un rato que me dedico a mí misma, a cuidarme. Lo categorizo como un lujo, lo digo de verdad. 

A la vez, no seas ni muy duro ni muy estricto contigo mismo. Vete a tomar unas birras después del trabajo y reserva mesa en ese restaurante que te comentaron el otro día. Cena una pizza el martes si ha sido un día horrible y compra un Panettone, que ya puede considerarse que ha empezado la época. 

Come muchas verduras y de muchos colores 

5. No pasa nada si no sabes quién eres

Terminamos la universidad y se supone que tenemos que ser mega felices siendo economistas, abogados o periodistas. La realidad es terrible porque al empezar a trabajar a más de uno y de dos nos ocurre que no vemos tan claro que eso para lo que hemos estudiado y luchado pueda ser nuestro trabajao de "para siempre". 

Sentirse perdido y no reconocerse a uno mismo es complicado y da miedo. No saber a qué dedicarse ni saber si quieres ser vegano o te gusta demasiado el steak tartar como para dejar te comerlo produce vértigo. No saber lo que te define y sentir que no eres bueno en nada en particular es asfixiante. Calma, no pasa nada. En realidad todas estas dudas forman parte de nosotros, son nosotros y nos definen. Las idas y venidas, las pruebas, los "pongo un parche aquí y ya veré lo que hago en un año" nos ayudan a descartar y en realidad son parte de nuestro camino. Ni que decir cabe que de cualquier experiencia se aprenden cosas: absolutamente todo nos va configurando. Lo único que hay que entender es que lo que hemos estudiado, lo que hasta ahora nos gustaba y de repente no sabemos si nos llena como lo hacía antes no es lo único que somos nosotros: cambiamos y evolucionamos y ello implica dudar y sufrir por equivocarse, tener pavor al fracaso. 

Poco a poco iremos encontrándonos y sin darnos cuenta las cosas tendrán sentido. Pero ello solo ocurrirá si aceptamos que no seremos una sola persona toda la vida, que podemos cambiar de gustos y de manera de vestir, de amigos, que podemos cambiar de profesión tantas veces como queramos y todo ello configurará nuestra persona y lo único que conseguiremos es ser mejores y más redondos.

Tenemos mucha suerte de pertenecer a una generación muchísimo más flexible, abierta y adaptable que la de nuestros padres. Deberíamos darnos cuenta de lo brillante que es que seamos tan ambiciosos y que no nos conformemos con un sueldo estable y un trabajo "serio". Somos valientes por plantearnos cobrar menos dinero y querer dedicarnos más horas a nosotros y a nuestras aficiones.

Date tiempo 


Escuchar esta canción me ha hecho la semana más fácil



¿Y vosotros, cómo lo hacéis para combatir la crisis del cuarto de siglo?


Hasta pronto,

X. 

domingo, 14 de mayo de 2017

Sobre la habilidad de echar de menos

Creo que una de las habilidades más importantes que deben desarrollar las parejas es la de echarse de menos. Saber echarse de menos implica hacer cosas por separado, saberse distanciar en el plano físico pero seguir conectados en todo momento, a través del amor. 

Es muy fácil dejarse llevar por la comodidad y la ilusión y empezar a hacer cualquier cosa junto a la persona que has escogido: "¿me acompañas al súper?", "he quedado con mi mejor amiga pero ven conmigo". De repente cuesta mucho mucho mucho decir "te veo luego".

Please, please, please

Durante mucho tiempo pensé que lo más bonito de las parejas era que consiguieran fundirse en una sola persona y que se acabaran confundiendo el uno con el otro. Lo que ocurre es que, al final, dejar de ser uno mismo lo único que crea es inseguridad y la sensación de estar perdido. Es innegable que con nuestras parejas tendremos muchas cosas en común y mil puntos de unión pero creo que la clave está en no perder de vista aquello que nos convierte en cada uno de nosotros y que por tener novio o novia no perdemos la capacidad de pensar y de tomar decisiones por nosotros mismos. 

Ahora creo que lo mejor que le puede pasar a una pareja es conservar cierta distancia y a la vez crear una entidad independiente que no es nada más que la suma de ellos. Crear algo con la persona que te da estabilidad, que te aporta cosas por muchos meses que pasen y que te hace ser una mejor versión de ti mismo es una sensación increíble: sientes que aportas, que sumas, y te das cuenta de que el amor te permite crear algo imparable y enorme.  

Y no quiero que dejes de serlo. 

Para ello es clave saber echarse de menos: saber tener proyectos propios, conservar ciertas parcelas de intimidad, cultivar las amistades, tener aficiones distintas. Eso lo único que hace es sumar y sumar y sumar a la pareja. 

Es indispensable que tengas tus momentos de "solo chicos" (y yo mis momentos de "solo chicas")

Como un buen amigo mío dijo, lo mejor que te puede decir tu persona es que está tan bien gracias a lo que ha creado contigo, que sin ti también sería muy feliz. Y eso es porque tu persona te aporta un crecimiento y una seguridad en tí mismo que son impagables; no es nada más que entender que lo que creáis juntos te da la llave a la libertad, a saber quién eres, a ser un poquito mejor, a comprometerte con alguien bajo cualquier circunstancia, a ser generoso y a ceder cada dos por tres.

Lo complicado es que seguramente lo más bonito del amor es que cuando encuentras a alguien con quien te sientes invencible, haces un click y dejas atrás la sensación de estar completamente lleno estando solo. Cuando compartes la vida con alguien, puedes estar muy bien, casi perfectamente bien pero siempre habrá una parcela medio vacía que solo se llena  estando fisicamente con tu persona. Porque te sientes en casa y porque vuelves al punto en el que todo encaja. Esa parcela es la en la que echamos de menos, en la que pensamos "ojalá estuvieras aquí para poder disfrutar contigo de esto que tan feliz me hace". Por eso es típico empezar a tener miedo cuando hacemos algo solos, dejarnos llevar por lo fácil que es hacer algo cuando lo hacemos acompañados de la persona que nos quiere. 

Me saltaría la regla de hacer las cosas que más me gustan sola para que me leyeras, sin dudarlo. 

Sin embargo, no hay que olvidar que la condición humana hace que acostumbrarse a alguien acabe convirtiéndose en tenerle por sentado; y sin el miedo a perder, sin separarse de vez en cuando, la relación pierde todo el sentido. Y ese echar de menos es, en el fondo, el motor de todo.  

Échemonos de menos mucho mucho mucho

Lo que une es lo que somos capaces de crear el uno más el otro y no a lo que somos capaces de renunciar por querer estar todo el tiempo con alguien. 




Hasta pronto, 

X

lunes, 1 de mayo de 2017

Sobre las cosas que tengo pendientes

Tengo la sensación de vivir envuelta (maybe enterrada) en listas de TO DOs. En el despacho, como a todos, se me acumulan sin darme cuenta y aunque soy ordenada y apunto mis tareas en mi Moleskine verde, no sé cómo lo hago pero siempre acabo teniendo un elenco de post-its por mi escritorio con notitas y cositas por hacer. 
Estos últimos diez días, que han sido de vacaciones y he tenido la suerte de irme a la otra punta del mundo, he vivido alejadísima de los TO DOs (me hurtaron el móvil de modo que a partir de un determinado punto hasta dejé de recibir e-mails). Sin embargo, durante las horas de coche o antes de irme a dormir, en el típico duermevela de los viajes, que supongo que por el cansancio y por el desconocimiento de la cama siempre se alarga, me empecé a agobiar al darme cuenta de que, en lo personal, también tengo mil cosas pendientes, abiertas, a medias o directamente sin empezar. 
Quiero leer las novelas que me quedan de Jane Austen y de Mercè Rodoreda. Quiero sí o sí o sí leerme estos tres libros:

Si no los habéis leído ya, no perdáis mucho tiempo. Cambian la perspectiva de las cosas.
Tengo que ir mucho más a menudo al teatro y a conciertos. También al cine. En concreto, tengo que comprar entradas para ir al Cruïlla  (hace meses que postpongo el appointment en outlook) y estar muy atenta por si José González y Maná vuelven a Barcelona.  
Como soy de tradiciones (creo que me vuelven un poco loca), tengo que organizar la escapada anual con mis hermanos. Espero que no me pidan que sea relacionada con el surf porque claramente (aún) no estoy suficientemene fit para seguirles el ritmo. De hecho, hablando de surf, tengo súper pendiente subirme de una vez por todas a una tabla y disfrutar de una manera distinta el mar.

Volver a Cali y recorrernos otra vez millas y millas de carreteras los tres juntos sería el plan perfecto.

Debería empezar a documentarme sobre las arañas: dónde viven, cuántas especies existen, qué tan peligrosas son...Todo ello para para intentar superar, de una vez por todas, la fobia que les tengo. Odio que una algo tan irracional me limite y me condicione así. Recomendaciones sobre libros/webs are more than welcome. Para empezar a auto-presionarme (que se me da súper bien), añado a mi lista: comprar los billetes de este verano y buscar quién me lleve a Borneo para que pasemos tres días enteros en la jungla – conviviendo con arañas. 

Pongamos una vela para que pueda embarcarme por tres días en una barquita que me lleve hasta los orangutanes.

Y como en parte soy también ultra mainstream, me queda pendiente tirarme en paracaídas e integrar, de forma consistente, el yoga en mi rutina diaria. Oh, sería maravilloso ser una de esas chicas que van con su esterilla al gimnasio.

Creo que lo que me frena es la paciencia y la disciplina que implica. 

Me encantaría volver a Nepal y hacer algún trekking que me ponga muy a prueba. Ojalá tuviera la voluntad de prepararme para subir al campo base de uno de los Annapurnas (y luego pasarme otra semanita recuperándome en el ambiente relajadísimo de Pokhara).
¿Empiezo a entrenar ya, no?

No me quiero ir de este mundo sin haber estado en Japón ni sin haber hecho un safari por África. Quiero conocer Islandia y Argentina, las Fiji, Australia y Bhutan. Tampoco quiero irme de este mundo sin haber viajado sola al menos una vez. También me gustaría aprender a tocar una canción de las que tocaba con el piano. Escogería una y la reaprendería. 

Sería increible tener el tiempo suficiente como para ir buscando los mejores cafés de cada ciudad.

Me haría mucha ilusión ahorrar suficiente dinero como para invertir en un buen bolso, o en unos zapatos o en cualquier cosa que me guste infinito.
Son ideales 

Tengo que empezar a decirte todas las cosas que siento y en el momento que me apetezca: que eres el más divertido y el más guapo, que quiero dormir contigo (como cada día) porque entonces descanso mucho mejor y que necesito que me des un abrazo tipo ya, ahora mismo. Que amplías mi universo. Y espero que no te vuelvas loco ni te asustes porque oh well, así. 

Y espero que no te vuelvas loco ni te asustes porque oh well, así soy.
Y luego, bueno, me quedaría casarme, tener hijos, comprarme una casa y un perro…pero vaya, eso llegará solo (dicen). 
Total, que me fui de vacaciones para alejarme de los deberes y resulta que he vuelto con una lista importante de cosas pendientes. Lo peor de todo es que cualquier cosa irá antes que todo esto porque entre tanto TO DO profesional es difícil encontrar fuerzas y tiempo para dedicarnos a nosotros mismos.


¿Vosotros también vivís perseguidos por To DOs?

Hasta pronto,


X

domingo, 26 de febrero de 2017

Sobre los libros más bonitos (y la solución a la falta de tiempo para leer)

Una de las cosas que más me ha costado de empezar a trabajar y, por ende, de dejar de tener tiempo para mí es que no encuentro momentos para leer. Supongo que la mayoría os sentiréis identificados si os digo que cuando llego a casa y por fin me meto en la cama soy incapaz de leer más de un párrafo reteniendo lo que el autor me cuenta. 

Lo peor de todo es que tengo comprobadísimo que leer es de las actividades que más me ayudan a relajarme y sobretodo a huir de la vida real para transportarme a la realidad de la historia que estoy leyendo. Creo que es lo único en lo que consigo concentrarme al 100%. 

En los últimos dos años he ido recopilando una serie de libros que aunque no son novelas y por lo tanto no necesariamente son para leer, siguen cumpliendo la función de herramienta infalible de desconexión pero con la ventaja de que no hace falta leerlos con continuidad y son más de consulta, de "hoy me apetece leer sobre un par de fotos bonitas" o "me apetece que me cuenten una historia de amor corta pero intensa". 

Estos son, según mi opinión, los libros más bonitos: 

1. Las guías de Lonely Planet

No concibo un viaje sin comprar la correspondiente guía y mis favoritas son las Lonely Planet. Suelo comprarlas en inglés porque prefiero leerlas en su versión original pero en realidad las traducciones al castellano son buenas. Manías mías. Me encanta subrayarlas, llenarlas de post-its i que se arruguen a medida que pasan los días de viaje, acumular papeles y entradas entre las páginas y encontrarlas después. Lo mejor es coleccionarlas y poder hojearlas al cabo de un tiempo. 

Además, desde hace un par de años Lonely Planet ha reconducido y ampliado su negocio, sacando a la venta un nuevo concepto de guías mucho más moderno y novedoso que hace mil veces más partícipe al viajero. Algunas incluyen páginas para poder dibujar el plato más delicioso que has probado o el templo más bonito que has visitado; otras son recopilaciones de sitios increíbles en todo el mundo. A mí me gusta tenerlas en casa, especialmente en mi mesilla de noche o en la mesita de al lado del sofá para insipirarme cuando tengo un poquito de descanso.

Mis favoritas son esta y esta

Y después existen las guías del New York Times sobre las mejores rutas para vistar en 36 horas (un fin de semana) diferentes ciudades del mundo. Hay una guía para cada continente. Son tan bonitas y la idea me parece tan genial... 



Will Darbyshire, un londinense de 20 y pocos años y estudiante de cine ha recopilado reflexiones sobre el amor en sus distintas fases (enamoramiento, relaciones y desamor) de gente de toooodo el mundo y las ha acumulado en un libro usando un formato minimalista pero increíblemente bonito. No solo me gusta porque el amor me parece uno de los mejores temas del universo sino porque los escritos son de gente de a pie, de diferentes edades y culturas pero es tan fácil verse reconocido en muchos de ellos....

Es simple y precioso: me gusta leerlo y releerlo poco a poco, apreciando cada detalle e imaginando la historia de quien escribe cada uno de los textos. Ojalá pueda dearrollar un proyecto así algún día.  

* Will Darbyshire tiene un canal de youtube también increíblemente precioso e interesante. Un must. 

** La novia de Will Darbyshire, Arden Rose, acaba de escribir un libro titulado Almost adulting que va, según ha explicado en su canal de youtube (también súper recomendable), de hacerse mayor, de convertirse en adulto y de todo lo que ello implica. Tengo high hopes pero aún no ha salido a la venta y por lo tanto no os puedo contar mucho más. 

Seguro que a Will y a Arden (y a mi) les encantaría una habitación como esta.


Los Reyes me trajeron esta especie de agenda/diario que ayuda a hacer una pequeña introspección sobre cómo ha ido cada día, apuntando lo mejor que te ha ocurrido, el ejercicio que has hecho, lo que has comido y en lo que te has concentrado u obsesionado. Escribir un diario me parece muy poco realista (esencialmente por lo que os contaba del cansancio y la falta de tiempo) pero creo que hacer el esfuerzo a dedicar 10 minutos al día a pensar un poquiiiiito en lo que he hecho y, los domigos, hacer la reflexión de la semana, me ayuda a ser mucho más consciente de las cosas que me hacen feliz y de las cosas en las que quiero invertir más tiempo, o de las cosas que no me gustan y que debería empezar a apartar de mi vida. 

En mi maleta de fin de semana ya nunca falta mi Happiness Planner, mi Minolta, mi angel to go ni mi necessaire lleno de mi skincare favorito.


Este libro es chulísimo para tenerlo en el comedor porque a parte de ser una pieza de decoración que a mí personalmente me encanta, da mucho de qué hablar y es educativo. Básicamente es una recopilación de fotos periodísticas de momentos que han cambiado la historia del mundo. Es bonito e interesante porque de cada una de las fotos hace un poco de contextualización y explica algo del fotógrafo en cuestión. 

Algún día tendré un rinconcito así y tiempo para usarlo


Parecido al último, este libro es bonito y me parece ideal para regalar y para decorar cualquier comedor o sala de estar. Me parece particularmente interesante porque ha nacido a partir de una cuenta de instagram (@humansofny) que empezó tomando fotos a gente random de Nueva York y explicando en un par de párrafos su historia. Hace más de tres años que les sigo en Instagram y me encanta la idea de que hayan juntado todas esas fotos e historias para ponerlas en un libro. Me parece un proyecto redondo. 

Junglas de libros como esta son lo que quiero en mi casa. 


Parecerá muy hollywoodero (y seguramente lo es) pero este fin de año, en un día de amigas y de locuras y risas interminables, mientras celebrábamos nuestro particular Máster Chef (que I am very proud to say que gané por goleada) M propuso escribirnos una carta a nosotras mismas, guardarla y leerla dentro de 15 años. Entre las prisas de las uvas, el vino, el cava y el cotillón se nos olvidó escribir la carta. Una pena. 

Para nuestra suerte (y la de todos) es que alguien tuvo la buenísima idea de editar en un formato monísimo y súper appealing una especie de librito razonablemente pequeño un montón de sobres con ideas sobre cartas, reflexiones y listas que uno puede escribirse a sí mismo para leer en el futuro: cosas que quiero hacer antes de morir, promesas que me hago a mí misma, lugares que quiero visitar.... Pienso que es un regalo divertido, económico y sobretodo muy muy muy sentimental y muy poco material (combinación excelente). 

Salas de estar como esta, que quitan la respiración.

7. Cualqueira de los libros que venden en los museos sobre las exposiciones de más éxito

¿Y lo bonito que es ir a la Tate Modern o al Musée D'Orssay, enamorarte de repente de un pintor que no conocías demasiado y llevarte a casa un libro con una calidad de impresión brutal en el que aparecen los mejores cuadros? 

Today I feel like a Matisse "Trying to see color everywhere regardless of this gloomy day"

8. Los libros de recetas

Me gustan mucho, mucho, mucho: Deliciously Ella, Deliciosas verduras y Cuinar és senzill.

Son tan estéticos y útiles a la vez. Son de persona adulta e indendizada que tiene invitados en casa a menudo y les prepara platos deliciosos. Yey!

Un libro de recetas italianas también comes on handy.


La poesía siempre me ha costado. Lo siento mucho, de verdad, pero más allá de las preciosidades que escribió Miquel Martí i Pol, no acabo de saber disfrutar los sonetos ni tampoco los versos alejandrinos de 14 sílabas. Sin embargo, este libro me parece una delicia: una recopilación de poemas de amor muy pero que muy contemporáneos que no suenan barrocos, ni cursis, ni demasiado recargados. Son simples, más de estilo Haiku que otra cosa. Os lo recomiendo 100% si os gusta el amor y si os apetece redescubrir, de algún modo, la poesía. 

Son así de bonitos.


La respuesta a la gran pregunta "porque, X, ¿dónde puedo comprar todos estos libros?" es muy pero que muy fácil: Amazon, queridos. Amazon lo es todo. - Algunos los podéis encontrar en Urban Outfitters y en Fnac y el Happiness Planner solo se encuentra en su web. He incluido links en los títulos para mejor referencia-.

Y si os apetece escuchar algo de música mientras hojeáis alguna de estas maravillas, os recomiendo a José González, que no me puede gustar más porque acompaña sin molestar pero a la vez haciendo que te fijes en lo dulce de su voz y su música:


Hasta pronto, 

X






domingo, 5 de febrero de 2017

Mis hits

Siempre me gusta dividir el mundo en dos tipos de personas, y está claro que la gente puede dividirse muy fácilmentre entre aquellos que odian cumplir años (supongo que porque ven el final un poquito más cerca y sobre todo porque se dan cuenta de las cosas que han dejando de hacer y que es difícil que puedan retomar) y los que lo celebran con ilusión (supongo que porque es su manera de dar las gracias - a quién sea, a lo que sea - por poder haber podido estar aquí un tiempo más y por la emoción que les provoca los millones de planes que tienen para el futuro). 

Yo, que me autoclasifico sin pensarlo ni un momento en el segundo de los grupos, esta semana he cumplido 25 años, también conocidos como un cuarto de siglo o mis bodas de plata en la vida (how poetic, huh?). Al margen de que, como bien dijo mi workmate L, mi cumpleaños ha sido como una boda gitana porque lo hemos alargado, celebrado y recelebrado durante una semana entera, en los últimos días he aprovechado para pensar en las cosas que más me gustan, satisfacen y enorgullecen de mi trayectoria hasta ahora. 

Me gusta la idea de pensar que son mis hits (the very best of the best, vaya). 

Aviso que incluyen topicazos y cursiladas pero es que ¡oh!, los tópicos por algo lo son y ¡oh!, soy cursi de morir. 

Ahí van:

1. Mis hermanos: obviamente son mi número 1, porque aunque me vinieron dados, no puedo ni quiero vivir sin ellos. Doy gracias a mis padres por el maravilloso trabajo que han hecho educándonos como una piña. Hay bromas y peleas que solo son de hermanos (y son las mejores).


2. Mis amigos: en mi fiesta de cumpleaños me di cuenta (de verdad, de verdad, de verdad, porque ya lo intuía) que tengo muy buenos amigos. Me conocen demasiado bien, consiguen sorprenderme después de tantos años y les hace ilusión celebrar todo conmigo. Me siento en paz, segura, protegida y orgullosa de las amistades (antiquísimas y novísimas) que he conseguido forjar. 

3. Coleccionar angelitos: no somos nadie si no coleccionamos algo, dirían algunos. Pues yo colecciono angelitos y me gusta recopilarlos de todas las partes del mundo. Lo que me encanta es que presiden mi mesilla de noche y los mejores rinconcitos de mi habitación. Estoy segura de que me protegen.

4. El viaje a Alaska. (Sigo en shock después de 5 años).


5. Haber descubierto cuáles son mis vías de escape: cantar, el mar y un buen plato de pasta.
5.bis: Bruce, las sensaciones de los per-conciertos, los conciertos y los post-conciertos.

6. Haddockito. Sigo creyendo que todo el mundo debería tener un perro al menos una vez en la vida.


7. Mi empatía. Me da lo mismo si a veces tengo tanta que hago míos los problemas de los demás. Todo eso lo compensa la sensación de plenitud por comprender y ayudar a mis personas favoritas.


8. Las esquiadas en el Valle de Aran: cuando éramos pequeños y ahora, de más mayores.

9. Conseguir pintarme las uñas prácticamente a la perfección. Es cuestión de perseveranza.

10. Los veranos en la Costa Brava y que me encante el mar de color verde intenso y escalar por las rocas. Me encanta no ser ese tipo de chica que se muere del asco con las algas.


11. Mi moto, que me regala tiempo y me caracteriza. Como a medio Barcelona, lo sé, pero a mí también y eso es lo que cuenta.

12. CK one, Cinéma y See by Chloe, que también me definen.

13. La sensibilidad por los colores, las texturas y los tejidos. La adoración a los detalles: al maquillage bien escogido, a los bolsos icónicos del diseño, a los rojos bien combinados, a las blusas blancas y a los muebles antiguos increíblemente atemporales. Creo que tienen la culpa mi madre y mis dos abuelas. Pienso inculcárselo deliveradamente a mis hijas.


14. Los puentes de la purísima en las islas Canarias de pequeña.

15. Madrid. Londres.

16. El viaje a Tailandia con muy poco dinero y muchas ganas de no perdernos absolutamente nada.


17. Mi primer amor: aún ahora me cuesta llegar a entender lo inmenso de lo que creamos y agradezco lo mucho que aprendí cuando se terminó (gràcies).

18. Mis brownies: la iluminación que tuve de mezclar dos recetas y ta-dah!

19. Que en Costa Rica me acompañaras a mi cabañita porque me moría del miedo a las arañas y que ahora me inspires absoluamente cada día. Seguimos haciéndolo todo contigo.

20. El viaje en helicóptero sobrevolando el Grand Canyon (y en general los dos viajes a California).

21. Este blog.

22. Me fe ciega en el amor. Mi manera de querer. Que me encante querer. La capacidad que tengo de estar siempre pendiente de mis personas favoritas.


23. Mis gafas redondas. Lloré el día que se rompieron y creo que en (muy) breves volveré a comprar unas que se les parezcan. No consigo verme del todo yo sin ellas.


24. La relación que tengo con mis abuelos maternos, que son las mejores personas de este mundo, y la relación que tenía con mi abuela paterna, a la que echo de menos cada día.

25. Ser independiente, tener las cosas claras e intentar descifrarlas cuando pierdo el rumbo.

En realidad, mi hit más preciado es la capacidad que tengo de disfrutar de las cosas que me llenan. Me da lo mismo si son detalles (como mensajes de suerte en épocas de exámenes), o rutinas (como lavarme los dientes o los aperitivos al sol), o grandes eventos (como mi graduación, darme cuenta de que nos queríamos) o cosas muy muy mías (como mi cama perfectamente hecha, conseguir un conjunto de ropa que me hace sonreír, una foto bien tomada). Doy gracias por ser tan capaz de ser súper feliz, de sentirlo todo tanto, de que los recuerdos me transporten y me permitan revivir y resentir mis momentos y sensaciones favoritas.

*Por hoy dejaré al margen que esta capacidad también la tengo por el otro lado, de modo que lo malo, lo sufro muchísimo.



Hasta pronto,

X.