miércoles, 24 de diciembre de 2014

La clave está en la burla


Pensamientos como mareas. Ideas como torbellinos. Sentimientos como tsunamis.

Los fuertes oleajes amenazan esa mar calmada desde hacía un tiempo.
Lo importante, no naufragar. Hizar las velas, atar bien los cabos o lo que sea que se hace cuando el mar está revuelto.
Me creí más debil que la tormenta. Luego comprendí que la burla le ofende y amaina con más rapidez.

Una voz grave le preguntó "¿quiere algo más?".  Se descolocó. Había estado inmersa en sus pensamientos. Cuanto rato debía haber pasado. ¿Horas? ¿Minutos? Le tomó unos segundos en resituarse. "Nada más, la cuenta por favor".Miró la servilleta donde había escrito todas esas ideas y sonrió, feliz por haberse reencontrado con la burla. La dobló con cuidado y la dipositó en el monedero. Ahora ya siempre más tendría la clave.

Yo me burlo de nosotros, los humanos. Los únicos animales capaces de  caer mil veces en la misma piedra.



Feliz Navidad


L.

viernes, 1 de agosto de 2014

Algo tan valioso y tan poco valorado

Despertarme, estudiar, comer, trabajar, cenar, trabajar, dormir, estudiar, comer, trabajar...y de vez en cuando una cerveza, pero esta vez, a mi propia salud.
Este podria ser el resumen de mis ultimos meses, sin embargo como un buen día dije, todo depende del prisma desde el que se mire...

Despertarme, aprender, comer, aprender, cenar, aprender, dormir, aprender, comer aprender..  Este es probablemente el resumen más adecuado.
Aprender es lo que he hecho todo este tiempo. El aprendizaje del que hablo no es solo el intelectual, también el emocional. Me he podido llenar de nuevas experiencias, nuevas ilusiones y nuevas metas. De todas maneras, las tengo todas desorganizadas y borrosas flotando por mi mente. ¿Os lo imagináis no? Yo si, como una especeie de nube borrosa.
Ahora paro y pienso.

7 dias de vacaciones bien merecidas para ordenar tal caos. Provablemente no saque conclusiones, pero aclararé pensamientos y buscaré sentido a aprendizajes para que así no queden en vano.

Próximo destino, Holanda.
Disfrutaré de la naturaleza, descubiré la cultura y el idioma, me culturizaré, al fin y al cabo, aprenderé también.


He titulado el segundo e intenso capitulo de mi vida (los que más me conocéis ya sabéis de que hablo)
"APRENDIENDO"





Hasta pronto,
L.


viernes, 18 de abril de 2014

Un paseo por mis últimas inspiraciones





Hace días que abro la página del blog con intención de escribir, pero no lo consigo. Últimamente he estado usando mi inspiración para algo más cotidiano como es el día a día. La he empleado de otro modo. 

De todas maneras, aprovecharé para compartir algunas cosas que últimamente me han llenado.





Un libro

La sonrisa etrusca









Una historia muy tierna sobre el aprendizaje de un abuelo con su nieto. Os lo recomiendo. 


Una canción

Plage- Crystal fighters




Simplemente porqué me gusta, y hoy me ha dado por escucharla. 






Una película

Por si alguien aún no la ha visto...

ocho apellidos vascos!!!!!!!!




No se si será por mis raíces, pero pasé un buen rato viéndola. 







Un lugar

La playa!!! con este solazo, ¡es lo que más me apetece en este momento! y si es con una guitarra mejor :)












Buena semana Santa!


L.












sábado, 5 de abril de 2014

Ser elefante

A L le gustan los elefantes. No estoy 100% segura de ello pero me aventuraría a afirmar que son su animal favorito. En todo caso, le gustan mucho; le encantan. Y creo que se por qué. 

Los elefantes son un mamífero de gran tamaño que habita en las selvas asiáticas y en la sabana africana. A L le encantan por su físico: está claro que son unos animales con un apariencia, como mínimo, inquietante. Tanto de pequeños como de adultos son monísimos, irresistibles. Por ello son protagonistas de varios cuentos. 





Su nariz es única y les sirve tanto para olfatear como para coger cosas, lavarse, refrescarse y también para jugar. Además la usan para comunicarse con sus congéneres y con otros animales de su entorno (supongo). ¿Qué me decís de sus orejas? Por de pronto se presentan descomunales pero es que también tienen más de una función en tanto que son su órgano auditivo pero sobre todo un poderoso artefacto de protección. Los elefantes las usan para protegerse, moviéndolas a modo de alas con el objetivo de mostrar su enfado y acobardar a sus enemigos. ¡Quién tuviera un escudo natural!, ¿verdad?




Creo que lo que le pasa a L es que admira la presencia imponente que tienen y por su puesto también el mucho partido que sacan de su cuerpo. No sólo andan, corren y comen como nosotros sino que su propio físico, el que les proporciona la naturaleza, les provee de protección y fuerza. L colecciona elefantitos y los guarda en la estantería que tiene encima de su cama, supongo que para inspirarse y recordarse cada día que está en una misma conseguir ser un poco más elefante.



Al margen de su extraordinario aspecto, los elefantes se relacionan con la sabiduría, el temple y la nobleza. En varias culturas son venerados. Parecen un buen espejo en el que mirarse. Los conceptos que sugieren son, sin duda, un punto de partida para la ambición positiva que nos lleva a mejorar y a querer crecer, cambiar y aprender. Eso me lleva a recordar que a los elefantes son muy longevos. De hecho, ahora que lo pienso, debe ser esa la razón de que les atribuyamos tan preciadas cualidades: sin una vida larga parece complicado llegar a ser noble y sabio. Así que vuelvo a repetirlo: está en una misma ser un poco más elefante.





En fin, siempre he pensado que L es en realidad un pequeño elefante con ganas de descubrir su escudo natural y sobre todo de llegar a ser la mejor versión de ella misma: llena de vitalidad y mucho temple. Una L muy tranquila por haber maximizado las oportunidades que la vida le haya ofrecido. A los 22, está trabajando más que nunca en todo esto y admiro su fuerza de voluntad, la flexibilidad con la que ha esquivado lo que le ha llegado y las ganas que tiene de saber que eres completa y estás en paz contigo misma. 





Porque al final con quien tenemos que convivir es con nosotros mismos así que más nos vale conseguirlo. Y si los elefantes te estimulan, sigue acumulándolos. 




Hasta pronto, 

X. 








lunes, 10 de marzo de 2014

Mis favoritos del pasado Febrero

LLego tarde. Un poco. Casi a mediados de marzo escribo sobre lo que más me gustó en febrero. A veces, la ilusión en un proyecto no es súper poderosa y otras variables aparecen de entre la emoción y me impiden seguir en eso que tanto me ilusionaba. Nada. Sólo algo pasajero.  Febrero es un mes muy corto y parece que lo he pasado como una nuve cruza el cielo. 

Pues bien, como un combate contra la falta de inspiración, la falta de fuerzas y de tiempo (todo excusas, sí señor) comparto con vosotros mis favoritos del pasado mes de febrero: 

1. Rather be

A principios de mes descubrí esta canción que no puede gustarme más. Me suena original, diferente, muy fresca y portadora de good vibes (parecen un virus, sí).  La he escuchado prácticamente cada mañana para empezar de buen humor. Aunque si os soy sincera, a mitades de mes empecé a escucharla más de una vez al día. Igual es una adicción, no sé. Sin embargo, creo que va a durarme poco porque ahora suena en la radio. Siempre he pensado que lo peor que puede pasarle a una canción que el hecho de sonar a todas horas, en mala calidad, en cualquier momento. 




2. Cuéntame

Con el nuevo año volvió Cuéntame, la serie que trae consigo 14 temporadas de historias muy cercanas y reales que, a mi personalmente, me han acompañado siempre. Los jueves por la noche son sagrados. Me encantan los personajes, la escenografía y los diálogos. No es que me sienta identificada con ellos (porque no he vivido sus épocas) pero creo que los he incorporado en mi vida. Esta temporada está siendo especialmente interesante. 



* Mi personaje favorito es Toni. Es abogado. ¿Qué más queréis que os diga?

3. Lo que he echado de menos

Hace ya más de dos años que dejé atrás la melena larga. Sin avisar a nadie me fui a la peluquería (después de haberlo meditado muy seria y profundamente) y me corté el pelo significativamente. El resultado me gustó tantísimo que desde entonces no he vuelto a pensar en el pelo largo. Pero como todo en la vida, con cada decisión acertada vienen ciertas desventajas. Echo de menos poder hacerme trenzas. Las trenzas me han encantado siempre. No sólo estéticamente, también disfruto  (disfrutaba) trenzándome el pelo limpio, pescándolo entre las manos. Al final he encontrado la manera, no panic.  Vuelvo a llevar trenzas. Luego, podemos afirmar que ya no echo de menos las trenzas. Pura lógica. Razón. 



4. Una (muy) buena noticia

Al terminar el mes Coldplay anunció que saca nuevo disco. No podía estar más contenta. Cómo me gusta. El single se ha vuelto desde entonces una de mis nuevas addicciones (pero no avancemos nada sobre los favoritos de marzo, aún no). Colplay me gusta por sus letras. Me gusta porque es uno de esos grupos que han acompañado épocas muy distintas de mi (aún corta) vida. Me gusta porque me trae recuerdos, me hace pensar, tiene canciones que me ponen contenta y canciones con las que lloro cada vez. 




5. Un descubrimiento

El corrector de Maybelline FIT ME. Cumple con sus tareas más que satisfactoriamente y a un precio más que razonable (al rededor de los 6€). No podemos pedir más. O sí: el packaging es cómodo y suficientemente estético. Id a comprarlo, os gustará. 



6. Galletas para perros

Ya empezáis a conocerme e igual habéis notado que no puedo escribir un post sin hablar de perros. Lo siento. Paso muchas horas con Haddock y me aporta tanta satisfacción que intento ser consciente de ello. 

Pues bien, llevando un poco al extremo mi voluntad por cuidarme y alimentarme a base de productos no manufacturados, se me ocurrió preparar galletas para perros caseras. Es la cosa más fácil del mundo y permite mil variaciones. Además, es un buen plan para pasar una tarde entre amigos perrunos (o no). El resultado es, también, todo un éxito. 

Ahora voy al parque más tranquila porque Haddock no come aditivos. La cuestión es hacerse la vida sencilla y eliminar preocupaciones, ¿no?



7. Los reencuentros 

Los reencuentros son siempre un challenge en toda regla. Ante un reencuentro siempre hay dos opciones: pueden plantearse positivos o negativos. Eso porque los reencuentros encuentran una relación paralizada en un punto. Así, dependiendo del punto en el que se quedara dicha relación y de cómo hayamos estado desde entonces en cuanto a la misma, podemos estar ilusionados por el reencuentro o bien rechazarlo, eliminarlo como posibilidad. 

Con todo, el resultado del reencuentro ya no es tan simple. La realidad suele volver nuestras teorías mucho más complejas. El reencuentro que tanto esperábamos puede resultar muy positivo pero también negativo (las cosas cambian, amigos míos). Del mismo modo pasa con el reencuentro que evitábamos pero que por lo que sea no conseguimos burlar: puede sorprendernos o bien demostrar nuestra teoría - y es que ya sabía yo que... -. Conscientes de ello, nos presentamos ante los reencuentros como antes de empezar un examen. 

Por razones que ahora no vienen a cuenta me he reencontrado con varias personas y en varias ocasiones durante estas últimas semanas. Una vez superados esos reencuentros tengo que deciros que no es para tanto, que lo que era igual dejó de ser, que puede que no vuelva nunca más. Pero lo mejor de todo es que también puedo (tengo) que deciros que las relaciones humanas no se eliminan por el hecho de haber quedado paralizadas temporalmente y que el reencuentro puede ser (y creédme que a veces es) el trampolín para algo nuevo, porque volver atrás es complicado. Y que eso es tan bonito y tan emocionante que casi justifica la paralización porque convierte a la nueva relación mucho más intensa: no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y cuando lo recuperamos no volvemos a dejarlo perder. 


*Y a todos mis reencontrados, os doy las gracias. 


8. El número 2

El 2 de febrero (mes número 2) cumplí 22 años. Es mi número favorito, desde siempre (me atrevo a decir que para siempre) pero esque esta vez no podía ser de otra manera. Siempre me ha gustado esto de los números. 



9. De las cosas insignificantes que me ponen muy contenta 

Bálsamo labial CARMEX Cherry. Me lo descubrió mi muy amiga E y conseguí hacerme con él a final de enero. OMG. Os resumiré por qué me gusta tanto: suaviza, hidrata (mucho), protege del sol. Sí. Incorpora SPF 15. Además huele a cerezas. Seguramente este punto es el que más me emociona. Me encanta usarlo en cualquier momento y olerlo. Así de simple. 


10. Agosto

Aún estoy procesando esta película, no me ha dado tiempo. No prometo nada pero sí declaro mis claras intenciones de escribir sobre ella. No sé cuando voy a poder pero os aseguro que lo voy a intentar. Es tan real que da miedo. Consigue que el espectador se sienta parte de la historia. No entiendo mucho de interpretación pero me atrevo a decir que Meryl Streep y Julia Roberts lo hacen más que bien. La fotografía también es bonita. Me gustó mucho, aunque me costó (y sigue costando) ordenarla. Id a verla. 






Me encanta esto de los favoritos. Me ayuda mucho a pensar sobre cuatro semanas que pasan volando y a valorar lo que estoy haciendo mientras lo hago. 


Hasta pronto, 

X. 




domingo, 23 de febrero de 2014

De lo que se te ocurre mientras das un paseo

Estaba paseando este mediodía y he llegado a la conclusión de que el invierno va dejándonos de lado, hasta el año que viene, y que pronto llegará la primavera. Me he agobiado un poco; no me gusta luchar contra el calor. Sin embargo, me he puesto contenta al pensar que en breves podré usar otra vez las Superga naranjas que ya empezaba a echar de menos, los shorts Levi's que me compré en Ibiza este septiembre y que no pude amortizar del todo y ese vestido a rayas marineras que tengo visto en una tienda. 



Se me ha ocurrido que al llegar a casa me prepararía esa receta que vi en un blog americano hace tiempo. Ya en casa, he olvidado de qué receta se trataba, y he terminado por tomarme la socorrida pero deliciosa crema de calabacín que prepara mi madre. 



Bajo el calor del sol he pensado en lo que disfrutábamos de pequeñas pescando cangrejitos y peces diminutos entre el sol y sombra de los pinos de la Costa Brava. Nos poníamos negras. Y lo que nos cuesta ahora... He recordado que este año a penas podré pisarla. Echo de menos submergirme en el mar. 



He pensado en la ilusión que me hace el proyecto que empezaré a principios de septiembre, y en las muchas fuerzas que me da para pasar estos últimos meses de mi carrera, que ya se acaba. Evidentemente, me he agobiado al pensar que sí, que esto ya se termina. Que después de 20 años pensando en la Universidad como una meta, ahora no sólo he llegado allí, sino que ya termino. Satisfacción. 



Me he acordado de que el día de mi cumpleaños alguien me mandó mi pasaje favorito de El Principito. Es verdad que quien me lo envió es un muy buen amigo pero nunca habíamos hablado de ese libro. Como siempre (porque siempre lo hace) consiguió sorprenderme y demostrarme que es uno de los mejores amigos que tengo. Tiene una capacidad ingeniosa para aparecer en los momentos más decisivos, de puntillas y sin pedir nada a cambio. Me hace reír. 



Se me han pasado por la cabeza todos los planes que teníamos y las cosas que nunca te dije y que hace tiempo que escribí, pero que nunca creo que pueda compartir (porque por algo no te las dije). Volvernos a meter en la cama después de desayunar y la siesta de los domingos. Saber lo que piensas. Encontrarnos por Barcelona, sin querer, y mirarte por la visera del casco. Hacer planes sin que los sepas, ir y volver, ya está. Ya sabes de lo que hablo. 



He visto una arañita diminuta y me he esforzado en quedarme mirándola. Tengo que entrenarme porque este verano, madre mía, voy a ver muchas (o eso creo). He empezado a pensar en todas las cosas que voy a meter en la maleta, y he recordado que tenía que apuntarme mirar en aquel blog el tiempo que se tarda en llegar a Ayutthaya desde Chiang Rai. Quien viaja con demasiada prisa pierde la esencia del viaje, dicen. Frena X, frena. 




Quiero una habitación así. 



Mi cocina será como esta. 


A mitad de el paseo he recordado una tertulia que escuché el otro día en la radio. Hablaba de que hoy en día podemos hacer tantas cosas, que no hacemos nada. Tenemos un acceso tan fácil a cualquier cosa, que nos quedamos a las puertas de todo. Que somos capaces de pasarnos horas y horas delante del ordenador saltando de página en página pero se nos hace imposible estar concentrados en algo concreto, que tenemos aparatos capaces de guardar millones de libros y canciones pero ni leemos, ni escuchamos música. Que no paramos, no estamos nunca quietos pero que, en realidad, en el fondo, no hacemos nada. Qué rabia da pensar que es verdad. Me he rebelado por un momento. Construiré una pila de libros en mi mesilla de noche (para después leerlos, claro). 



He pensado que la merienda que preparé ayer y que compartí con mis amigas de la infancia y parte de la adolescencia, es una de las mejores cosas que me ha pasado en tiempo. "Que el valor de las cosas no está en el tiempo que duran sino en la intensidad con la que suceden". Me encanta preparar pasteles y madalenas, bocadillos vegetales. Lo que me gusta, creo, es recibir a gente en casa. Sí. Cuando tenga la mía lo haré tanto como pueda. 




Siempre canto, aunque sea en silencio. Y esque no se me va de la cabeza la canción que me descubrieron el otro día. Qué envidia esto de poder poner en palabras muy sencillas lo que todos pensamos. "Que lo que tengo de oro te parece una lata". 


Hasta pronto, 

X. 


domingo, 16 de febrero de 2014

La caja que contenía las gafas correctas

Iba sentada de espaldas a la dirección del tren, miraba por la ventana, hacía mal día. Tenía sueño y nadie parecía estar contento. Me molestaba la música de la persona que viajaba a mi lado y solo pensaba en poder llegar a casa. Ningún libro parecía entretenerme ni ninguna canción emocionarme.  Los minutos eternos y los pensamientos enredados.

Hoy también iba sentada de espaldas a la dirección del tren, miraba por la ventana, y aunque hacía mal día y llovía, podía percibir que iba a despejar. Estaba contenta porqué estaba cansada, signo de un día provechoso. Cantaba para mi misma mientras observaba cada detalle del paisaje que, aunque sea el mismo de cada día, nunca dejo de ver algo nuevo. No necesitaba más distracción, y sin darme cuenta, ya era mi parada. 

Hoy llevaba unas gafas distintas de la otra vez. Las encontré en una caja que, después de quitarle el polvo, descubrí en ella una colección de gafas. No recordaba que tenía tantas. De tantos colores y tantas formas. Grande fue la sorpresa cuando me saqué las gafas y me probé otras. El mundo parecía no ser gris. El color de las nuevas lentes era más claro y a través de los cristales se veía más nítido y definido. No me culpo por no haberme dado cuenta que llevaba las gafas equivocadas, pero sí me alegro de haber encontrado la caja que contenía todas las demás que me han hecho ver el mundo de un nuevo color.

Si algún día me equivoco de gafas, no dudéis en recordarme que debo cambiármelas. 





L

domingo, 9 de febrero de 2014

Mis favoritos del pasado enero

Parece que esto de empezar el año conlleva la incorporación de nuevas costumbres. Es gracioso cómo intentamos rellenar nuestro día a día, cómo si no tuviéramos suficiente con todo lo que ya hacemos. Supongo que, en cierta manera,  somos conscientes de que, al terminar un año, dejamos cosas atrás y el terror que eso nos provoca nos lleva a añadir nuevos retos. Así, los propósitos, al fin y al cabo, acaban operando como parche que oculta aquello que nos angustia a la vez que nos motiva y da fuerzas. Pretty good deal. 

Por lo que a mi respecta y que creo que os puede interesar, he decidido que resumiré mis productos, canciones, objetos, recetas favoritos...de cada mes. Sabréis qué es lo que más he usado, lo que más he escuchado, con lo que me he obsesionado. A mi me servirá para recapitular un poco. 

Ahí va, por fin, la lista de mis favoritos del pasado mes de enero:

1. Orange is the new black. 

Bien, no podía empezar esta lista sin hablaros de esta serie. Los que me conocen, saben que he estado absoluta y completamente obsesionada con los capítulos de esta comedia americana que, de verdad os lo digo, me ha encantado. Me declaro fan incondicional de su protagonista, Piper Chapman, con la que algunos de mis amigos me identifican y de la que me he enamorado (Disclaimer: no me refiero a sus preferencias amorosas). Por el momento sólo contamos con una temporada pero la segunda está en camino. Trata de una chica de clase media-alta que entra en una cárcel de mujeres y cuenta una historia real.  Miradla, os encantará y enganchará. 



2. Orejeras.

Este mes de enero he estado en sitios bastante fríos. Sí, sí. Los Reyes, que lo saben todo, me trajeron unas fantásticas orejeras que me parecen monísimas pero es que, además, son muy eficientes combatiendo el frío. Podréis encontrarlas a buen precio en Primark y Natura.




Ya os hablé en "Lo que coleccioné en 2013" que me había comprado unas gafas de sol polarizadas. Las compré en Ibiza el pasado mes de septiembre y la verdad es que estoy encantada con ellas. Son de la marca italiana Saraghina, que las vende a un precio más que razonable (60€). Las mías son de color marrón con el cristal dorado y creo que gracias a sus colores, son muy polivalentes. Me han acompañado prácticamente cada día en el último mes.




4. Mezclar bases de maquillaje.

Ha llegado el frío y tengo la piel hecha caldo. Tengo partes muy secas y otras muy dañadas. Además, mi tono es poco uniforme. Llevaba desde noviembre usando una base de Clinique Stay-Matte en el tono Neutral pero con los cambios que ha experimentado mi piel, no acababa de funcionar. Así pues, me decidí a mezclarla con mi BB Cream favorita (Hydreane BB Creme de La Roche-Posay) para conseguir un punto de hidratación. Lo mejor de todo es que, además de hidratarme, he conseguido un tono de base mucho más bonito y natural.  Así que ya sabéis, es un buen truco.



5. BIODERMA 

Old friends do not deceive. Hace ya incontables años que uso el gel limpiador de Bioderma (Gel Nettoyant Purifiant  - Sébium). Va genial: limpia en profundidad sin resecar ni dañar la piel. Sigo usándolo cada mañana y noche y continuaré haciéndolo.




6. Paseos a mediodía 

He descubierto que el mejor momento del día para salir a pasear con Haddock es a mediodía. Salgo cada día y me parece un auténtico lujo. No estoy exagerando. Andar una horita y media tomando el sol es terapéutico. Por no hablar de las conversaciones que tengo con mi acompañante. A nuestros perros también parece encantarles porque se vuelven más obedientes.



7. Galletas Fruit & Fit de Fontaneda

Ya sé que no son nuevas, que llevan tiempo en los supermercados, pero ¿qué queréis que os diga si yo las he descubierto hace poco? Me gustan muchísimo. Tomo cada día. Me encantan. Todos los sabores: manzana, frutas del bosque y naranja con chocolate. Las llevo en el bolso y es genial porque van en paquetes individuales. Very handy. 



8. Una aplicación: Skype

No podía ser de otra manera teniendo en cuenta que más del 50% de mis más amigos está en el extranjero. Ni que decir cabe que doy gracias cada día por saber que puedo "verles" cuando quiera y hacer ver durante un ratito que nos tomamos un té como si nada. Y por cierto, aprovecho para deciros que es también muy práctico en épocas de exámenes, para hacer un poco de estudio colectivo.



9. The Sound You Need

Sí. La típica playlist que te acompaña en el coche y en cualquier trayecto largo. Me ha entretenido en el avión, en el tren, en el coche, en el gimnasio y cuando he salido a correr. Le doy un 10. No cansa, pone de buen humor y no molesta. Os dejo una de mis favoritas.




10. Le français

He estudiado francés desde los 10 años. Como no es difícil de imaginar, llegué a hablarlo más que dignamente. Sin embargo, en los últimos 4 años lo he tenido demasiado abandonado. Así que bueno, decidí retomarlo. De mi reciente viaje a París, volví frustrada por no poderlo hablar. Desde entonces me he puesto más en serio.



11. Mis bufandas tartan

Lo que creo que realmente más me ha obsesionado durante este último mes han sido las bufandas escocesas. Tengo tres y son de las de verdad: importadas directamente desde Escocia. Abrigan muchísimo, son aún más suaves y me encanta como combinan con cualquier cosa. Tienen mucha presencia. Las mías son bastante grandes y quedan abultadas. Me gusta porque también puedo usarlas de chal. Son de esas prendas que me recuerdan cómo me gusta el invierno. 





Hasta pronto, 

X. 


domingo, 2 de febrero de 2014

Te deseo unos felices 22 X

Para una amiga que adivina siempre cuando la necesito:

Teníamos seis años y nos encontramos cruzando la puerta de la que sería nuestra clase. Íbamos a ir juntas. Te recuerdo con el pelo castaño y liso como una tabla de planchar, tímida e igual de perdida que yo.
Nos encontrábamos en un cambio de periodo, ya dejábamos los parvulos. Me enteré más tarde que tu cambio fue más grande, venías de tierras madrileñas. Nuestras madres tuvieron vista, nos presentaron.
El primer día de colegio ya íbamos juntas. Me acuerdo que te enfadabas porque no conseguía recordar tu nombre. Ahora que me conoces, sabes que no es que fuera cosa de tu nombre, me pasa con todos... Una larga etapa por la primaria, 6 años ni más ni menos. Con profesores que nos encantaban y otros que no tanto. Entre uno que nos decía "tanca la porta per fora" y la otra que fumaba sin parar, no nos aburríamos de los cotilleos. Además teníamos muy claro que.. "el B tot ho fa molt bé" y nos encantaba meternos con los del A. No nos mezclábamos ni locos! Juntas aprendimos las tablas de multiplicar, los rios de España, las comarcas de Catalunya, la gramática inglesa y muchas cosas más. Además empezó la experiencia de la coral. Donde hicimos grandes amigas y compartimos enormes experiencias. Viajes por todo el mundo, concursos, cantadas por la calle, bailes. Una etapa impresionante. Sin darnos cuenta ya estábamos en la ESO, tu te quedaste en el B, yo me fuí al A, desde ese momento entendí que, no solo "el B tot ho fa bé" sinó que "el A guanyarà". Aunque debo decir que tu te empeñaste en seguir pensando que el B era mejor. Que le vamos a hacer, si una es tozuda, es tozuda (con cariño). Bueno y entre tozudeces, seguíamos compartiendo largas horas de patio, con monitores de comedor más o menos enrollados "KIMI", seguimos pasándonos una hora al teléfono cada tarde contándonos no sé qué. Tu me explicabas catalán y yo te explicaba mates, era como nuestro pequeño trato, aunque nunca lo llegamos a mencionar como tal.
Y a todo esto, la coral, siempre estaba ahí. todos los sábados por la mañana, entre salve regina y kasar haciéndonos señales o hablando de punta a punta de la sala. Tu terceras y yo primeras. Eso si, siempre polos opuestos. También obviamente nuestros respectivos piques de que era mejor. El desayuno de filipinos blancos o el día que decidimos ser sanas y comer manzana. Y de la coral... tenemos anécdotas para aburrirnos.
Sin darnos cuenta, la etapa que parecía eterna, se acababa, íbamos a hacer bachillerato, tu te fuiste a un colegio y yo a otro. Una etapa curiosa. Intentaba venir por vuestro colegio siempre que podía a saludaros, teníamos mucho que estudiar, estábamos nerviosas, nos empezamos a hacer mayores de verdad. Empezamos a sufrir por las notas, no nos iba a llegar para la carrera que queríamos. Fue un poco agobiante. Pero ambas lo conseguimos, aunque sí es cierto que, tu acertaste mucho más que yo.
La etapa universitaria, ha sido y está siendo intensa. Hemos compartido muchas ilusiones y desilusiones. Amores y desamores. Risas y llantos. Cafés e infusiones. Paseos y cine. Salidas y estudio. Ganancias y también pérdidas.
Pero después de todo lo vivido, con lo que me quedo, es con nuestra amistad. Duradera, comprometida y desinteresada. Y es por esto y mucho más que aprovecho hoy, día 2 de Febrero, para decirte que me siento afortunada de tenerte a mi lado.

PER MOLTS ANYS X!





L.



sábado, 25 de enero de 2014

Mente fuerte



Si piensas que estás vencido, lo estás,
si piensas que no te atreves, no lo harás,
si piensas que te gustaría ganar pero no puedes,
no lo lograrás.

(Rudyard Kipling)

En casa, siempre me han dicho que la mente es muy fuerte y que, por ello, nuestra actitud es esencial. El modo en el que nos tomamos las cosas es totalmente trascendental. Mi madre me lo decía cuando hacíamos excursiones por la Cerdaña, en verano. Mi padre me lo repetía cuando esquiábamos, cada invierno. Que si no quieres subir, no subirás. Que si no quieres que la bota entre en la fijación, no entrará. 

Ante las cosas que nos ocurren, podemos ponernos unas gafas u otras: podemos tomárnoslas con ilusión o simplemente dejarnos llevar por las pocas ganas. Es evidente, sin embargo, que no siempre es fácil mostrar una actitud positiva. Es cuestión de entrenamiento duro y persistente, forma parte de la maduración de cada uno. 

Como os decía, mis padres siempre han insistido en hacernos ver que vale la pena tener ilusión. Nos empujan a aprender a dominar nuestra mente para poder cambiar el chip cuando es necesario. Nos  sueltan de la mano para que podamos andar solos, con todo lo que eso conlleva.

Últimamente, esto de ser positiva estaba constándome más de lo habitual así que busqué la manera de cambiarlo. Enseguida lo tuve claro: compré unos vuelos a París para ir a visitar a una de mis mejores amigas. Es la persona más positiva que conozco, y cómo me gusta.


Siempre decimos que somos amigas desde antes de nacer porque nuestras madres ya se conocían por aquel entonces. Hemos pasado todos nuestros veranos juntas, viéndonos unas 10 horas al día. Con el tiempo, hemos creado una conexión bastante singular: somos de mundos muy distintos y estudiamos cosas esencialmente dispares, yo soy recta y ella alocada pero a la vez conseguimos mantenernos muy cerca la una de la otra.



En experiencia, me gana por a penas un mes pero siempre consigue enseñarme muchas cosas. Aprendo de su vitalidad y de sus ganas de hacer mil cosas, me engancha el don que tiene para relativizar las cosas y darles la importancia justa y necesaria, me da envidia la capacidad que tiene de hacer la vida fácil. Ella no se complica, se adapta a todo lo que le llega: es práctica. Ahora también puedo deciros que es una perfecta anfitriona. Con ella, me queda claro que las conversaciones son mejores con vino y queso, que el ratatouille es delicioso en Erasmus y que las fotos siempre deben pedirse a asiáticos.



Pero vaya, que aquí lo que importa es que ha conseguido cambiar mi mentalidad. Que desde que he vuelto de París estoy más tranquila. Lo mejor de todo es que lo hizo tal como es ella: con naturalidad y espontaneidad, sin protagonismo y en el último momento.

Que qué hizo? Me dijo algo. Una frase. Muy simple.

Confío en ti.  

Demostró conocerme muy bien, más de lo que me esperaba. Lo dejó todo en mis manos. Y es que las cosas dependen de uno mismo; que si uno no quiere, no puede. 

Así que ya sabéis, haceos con una amiga como ella. Cambiad vuestra pirámide de prioridades y poned en lo más alto vuestra actitud. Ya sé que a menudo cuesta, que no siempre es fácil y que de vez en cuando apetece estar triste. Pero en realidad todos sabemos que es tan sencillo como eso.


Et tu sais, tu m'affolles. Gràcies. 

X.


martes, 7 de enero de 2014

Lo que coleccioné en 2013

En 2013 me apunté al gimnasio y empecé a hacer deporte por primera vez en demasiado tiempo. De paso, me volví adicta a la ropa de deporte y a encontrarme con Maria dos veces a la semana. Me introducí en el mundo de la dopamina y en lo importante que es para nuestro cerebro que le ayudemos a segregarla a menudo. Corrí mi primera carrera.



En 2013 me hice con unas gafas redondas y con unas gafas de sol con cristales polarizados. Además, también conseguí una americana de terciopelo azul marino y seguí llevando las UGG que compré en San Francisco hace ya cuatro años. Siguen siendo uno de mis tesoros. Alguien me regaló mi primer solitario.



Aprendí a ir al cine y disfrutarlo, sin comer palomitas y con las amigas. Entendí que es una de las mejores maneras que tenemos para estar con los nuestros sin agobiarnos mutuamente, dándonos espacio sin tenerlo físicamente. 

Vi la nieve muchas veces (al menos 5), bailé mucho y salí de fiesta todo lo que pude. Me hice un esguince andando con tacones. Hice dos viajes con los de la uni, que son la bomba. Cumplí 21 años.  Preparé un brunch delicioso en mi casa, y pienso repetirlo una vez cada año. Fui a Marruecos.



En 2013 tuve mi primer trabajo en el mundo jurídico. La lié en el primer contrato que traducía y también en las actas que me mandaron hacer. Pasé muchos nervios pero obtuve grandes satisfacciones. Me lo pasé genial y aprendí lo inimaginable. Además, conocí a dos de las mejores personas con las que me he cruzado hasta ahora, que se han convertido en verdaderos amigos e hicieron que mi verano fuera súper intenso.



Me puse muy morena aunque la mayoría del verano lo pasé en Barcelona. No me compré bikinis. Me hice, definitivamente, adicta al té y a las infusiones. Bebí mucho agua. Hice ganchillo pero abandoné la media. Lo de los bikinis era broma, no hay verano sin bikinis nuevos. 



En 2013, crecí a marchas forzadas. Sufrí dos pérdidas importantísimas. Aprendí de un gran amigo que no debemos parar de luchar nunca y que la felicidad depende de nuestra actitud, que la vida vale la pena. Entendí que lo que él me enseñó me inspirará siempre. Mi rutina cambió y empecé a hacer las cosas yo sola y para mí misma. 



Conseguí pintarme las uñas casi a la perfección. Cociné muchísimo. Preparé madalenas y galletas para mis amigos. Les encantaron. Me enganché a Youtube, Instagram y el mundo del maquillaje. Me obsesioné (y sigo) con los Estados Unidos. Recuperé la expresión OMG, que predominó durante mi adolescencia. 


 


Descubrí que los amigos que se hacen en las colas de Bruce Springsteen son amigos para siempre. Viajé a Bruselas para un concierto, esperé tres días enteros para ver al Boss. Pasé sueño, hambre y frío. Fueron unos de los mejores días del año. 



Empecé el último año de mi carrera universitaria. En 2013 lloré más que nunca. Me puse al día de Anatomía de Grey. Me tragué las 3 temporadas de New Girl. Lo pasé fatal viendo Homeland. Me enamoré de los vestidos, los perros y las casas de Downton Abbey y pensé en hacerme ama de llaves de una gran familia inglesa. 



Recuperé a dos grandes amigos que se habían quedado por el camino y, en ambos casos, fue gracias a ellos, que dieron el primer paso. Ahora volvemos a compartir experiencias. Me llevé desilusiones y aprendí que los problemas son de cada uno y de nadie más. Confirmé que la educación que recibimos es trascendental. 




Seguí soñando en el día de mi boda, en los hijos que quiero tener, en la casa de mis sueños. Soñé en seguir viajando tanto como pueda, en mi futuro profesional. No conseguí convencerme de que lo que importa es el presente y que el futuro duele y provoca ansiedad. Ya sabéis uno de mis propósitos para este 2014. 





Hasta pronto, 

X.