domingo, 23 de febrero de 2014

De lo que se te ocurre mientras das un paseo

Estaba paseando este mediodía y he llegado a la conclusión de que el invierno va dejándonos de lado, hasta el año que viene, y que pronto llegará la primavera. Me he agobiado un poco; no me gusta luchar contra el calor. Sin embargo, me he puesto contenta al pensar que en breves podré usar otra vez las Superga naranjas que ya empezaba a echar de menos, los shorts Levi's que me compré en Ibiza este septiembre y que no pude amortizar del todo y ese vestido a rayas marineras que tengo visto en una tienda. 



Se me ha ocurrido que al llegar a casa me prepararía esa receta que vi en un blog americano hace tiempo. Ya en casa, he olvidado de qué receta se trataba, y he terminado por tomarme la socorrida pero deliciosa crema de calabacín que prepara mi madre. 



Bajo el calor del sol he pensado en lo que disfrutábamos de pequeñas pescando cangrejitos y peces diminutos entre el sol y sombra de los pinos de la Costa Brava. Nos poníamos negras. Y lo que nos cuesta ahora... He recordado que este año a penas podré pisarla. Echo de menos submergirme en el mar. 



He pensado en la ilusión que me hace el proyecto que empezaré a principios de septiembre, y en las muchas fuerzas que me da para pasar estos últimos meses de mi carrera, que ya se acaba. Evidentemente, me he agobiado al pensar que sí, que esto ya se termina. Que después de 20 años pensando en la Universidad como una meta, ahora no sólo he llegado allí, sino que ya termino. Satisfacción. 



Me he acordado de que el día de mi cumpleaños alguien me mandó mi pasaje favorito de El Principito. Es verdad que quien me lo envió es un muy buen amigo pero nunca habíamos hablado de ese libro. Como siempre (porque siempre lo hace) consiguió sorprenderme y demostrarme que es uno de los mejores amigos que tengo. Tiene una capacidad ingeniosa para aparecer en los momentos más decisivos, de puntillas y sin pedir nada a cambio. Me hace reír. 



Se me han pasado por la cabeza todos los planes que teníamos y las cosas que nunca te dije y que hace tiempo que escribí, pero que nunca creo que pueda compartir (porque por algo no te las dije). Volvernos a meter en la cama después de desayunar y la siesta de los domingos. Saber lo que piensas. Encontrarnos por Barcelona, sin querer, y mirarte por la visera del casco. Hacer planes sin que los sepas, ir y volver, ya está. Ya sabes de lo que hablo. 



He visto una arañita diminuta y me he esforzado en quedarme mirándola. Tengo que entrenarme porque este verano, madre mía, voy a ver muchas (o eso creo). He empezado a pensar en todas las cosas que voy a meter en la maleta, y he recordado que tenía que apuntarme mirar en aquel blog el tiempo que se tarda en llegar a Ayutthaya desde Chiang Rai. Quien viaja con demasiada prisa pierde la esencia del viaje, dicen. Frena X, frena. 




Quiero una habitación así. 



Mi cocina será como esta. 


A mitad de el paseo he recordado una tertulia que escuché el otro día en la radio. Hablaba de que hoy en día podemos hacer tantas cosas, que no hacemos nada. Tenemos un acceso tan fácil a cualquier cosa, que nos quedamos a las puertas de todo. Que somos capaces de pasarnos horas y horas delante del ordenador saltando de página en página pero se nos hace imposible estar concentrados en algo concreto, que tenemos aparatos capaces de guardar millones de libros y canciones pero ni leemos, ni escuchamos música. Que no paramos, no estamos nunca quietos pero que, en realidad, en el fondo, no hacemos nada. Qué rabia da pensar que es verdad. Me he rebelado por un momento. Construiré una pila de libros en mi mesilla de noche (para después leerlos, claro). 



He pensado que la merienda que preparé ayer y que compartí con mis amigas de la infancia y parte de la adolescencia, es una de las mejores cosas que me ha pasado en tiempo. "Que el valor de las cosas no está en el tiempo que duran sino en la intensidad con la que suceden". Me encanta preparar pasteles y madalenas, bocadillos vegetales. Lo que me gusta, creo, es recibir a gente en casa. Sí. Cuando tenga la mía lo haré tanto como pueda. 




Siempre canto, aunque sea en silencio. Y esque no se me va de la cabeza la canción que me descubrieron el otro día. Qué envidia esto de poder poner en palabras muy sencillas lo que todos pensamos. "Que lo que tengo de oro te parece una lata". 


Hasta pronto, 

X. 


domingo, 16 de febrero de 2014

La caja que contenía las gafas correctas

Iba sentada de espaldas a la dirección del tren, miraba por la ventana, hacía mal día. Tenía sueño y nadie parecía estar contento. Me molestaba la música de la persona que viajaba a mi lado y solo pensaba en poder llegar a casa. Ningún libro parecía entretenerme ni ninguna canción emocionarme.  Los minutos eternos y los pensamientos enredados.

Hoy también iba sentada de espaldas a la dirección del tren, miraba por la ventana, y aunque hacía mal día y llovía, podía percibir que iba a despejar. Estaba contenta porqué estaba cansada, signo de un día provechoso. Cantaba para mi misma mientras observaba cada detalle del paisaje que, aunque sea el mismo de cada día, nunca dejo de ver algo nuevo. No necesitaba más distracción, y sin darme cuenta, ya era mi parada. 

Hoy llevaba unas gafas distintas de la otra vez. Las encontré en una caja que, después de quitarle el polvo, descubrí en ella una colección de gafas. No recordaba que tenía tantas. De tantos colores y tantas formas. Grande fue la sorpresa cuando me saqué las gafas y me probé otras. El mundo parecía no ser gris. El color de las nuevas lentes era más claro y a través de los cristales se veía más nítido y definido. No me culpo por no haberme dado cuenta que llevaba las gafas equivocadas, pero sí me alegro de haber encontrado la caja que contenía todas las demás que me han hecho ver el mundo de un nuevo color.

Si algún día me equivoco de gafas, no dudéis en recordarme que debo cambiármelas. 





L

domingo, 9 de febrero de 2014

Mis favoritos del pasado enero

Parece que esto de empezar el año conlleva la incorporación de nuevas costumbres. Es gracioso cómo intentamos rellenar nuestro día a día, cómo si no tuviéramos suficiente con todo lo que ya hacemos. Supongo que, en cierta manera,  somos conscientes de que, al terminar un año, dejamos cosas atrás y el terror que eso nos provoca nos lleva a añadir nuevos retos. Así, los propósitos, al fin y al cabo, acaban operando como parche que oculta aquello que nos angustia a la vez que nos motiva y da fuerzas. Pretty good deal. 

Por lo que a mi respecta y que creo que os puede interesar, he decidido que resumiré mis productos, canciones, objetos, recetas favoritos...de cada mes. Sabréis qué es lo que más he usado, lo que más he escuchado, con lo que me he obsesionado. A mi me servirá para recapitular un poco. 

Ahí va, por fin, la lista de mis favoritos del pasado mes de enero:

1. Orange is the new black. 

Bien, no podía empezar esta lista sin hablaros de esta serie. Los que me conocen, saben que he estado absoluta y completamente obsesionada con los capítulos de esta comedia americana que, de verdad os lo digo, me ha encantado. Me declaro fan incondicional de su protagonista, Piper Chapman, con la que algunos de mis amigos me identifican y de la que me he enamorado (Disclaimer: no me refiero a sus preferencias amorosas). Por el momento sólo contamos con una temporada pero la segunda está en camino. Trata de una chica de clase media-alta que entra en una cárcel de mujeres y cuenta una historia real.  Miradla, os encantará y enganchará. 



2. Orejeras.

Este mes de enero he estado en sitios bastante fríos. Sí, sí. Los Reyes, que lo saben todo, me trajeron unas fantásticas orejeras que me parecen monísimas pero es que, además, son muy eficientes combatiendo el frío. Podréis encontrarlas a buen precio en Primark y Natura.




Ya os hablé en "Lo que coleccioné en 2013" que me había comprado unas gafas de sol polarizadas. Las compré en Ibiza el pasado mes de septiembre y la verdad es que estoy encantada con ellas. Son de la marca italiana Saraghina, que las vende a un precio más que razonable (60€). Las mías son de color marrón con el cristal dorado y creo que gracias a sus colores, son muy polivalentes. Me han acompañado prácticamente cada día en el último mes.




4. Mezclar bases de maquillaje.

Ha llegado el frío y tengo la piel hecha caldo. Tengo partes muy secas y otras muy dañadas. Además, mi tono es poco uniforme. Llevaba desde noviembre usando una base de Clinique Stay-Matte en el tono Neutral pero con los cambios que ha experimentado mi piel, no acababa de funcionar. Así pues, me decidí a mezclarla con mi BB Cream favorita (Hydreane BB Creme de La Roche-Posay) para conseguir un punto de hidratación. Lo mejor de todo es que, además de hidratarme, he conseguido un tono de base mucho más bonito y natural.  Así que ya sabéis, es un buen truco.



5. BIODERMA 

Old friends do not deceive. Hace ya incontables años que uso el gel limpiador de Bioderma (Gel Nettoyant Purifiant  - Sébium). Va genial: limpia en profundidad sin resecar ni dañar la piel. Sigo usándolo cada mañana y noche y continuaré haciéndolo.




6. Paseos a mediodía 

He descubierto que el mejor momento del día para salir a pasear con Haddock es a mediodía. Salgo cada día y me parece un auténtico lujo. No estoy exagerando. Andar una horita y media tomando el sol es terapéutico. Por no hablar de las conversaciones que tengo con mi acompañante. A nuestros perros también parece encantarles porque se vuelven más obedientes.



7. Galletas Fruit & Fit de Fontaneda

Ya sé que no son nuevas, que llevan tiempo en los supermercados, pero ¿qué queréis que os diga si yo las he descubierto hace poco? Me gustan muchísimo. Tomo cada día. Me encantan. Todos los sabores: manzana, frutas del bosque y naranja con chocolate. Las llevo en el bolso y es genial porque van en paquetes individuales. Very handy. 



8. Una aplicación: Skype

No podía ser de otra manera teniendo en cuenta que más del 50% de mis más amigos está en el extranjero. Ni que decir cabe que doy gracias cada día por saber que puedo "verles" cuando quiera y hacer ver durante un ratito que nos tomamos un té como si nada. Y por cierto, aprovecho para deciros que es también muy práctico en épocas de exámenes, para hacer un poco de estudio colectivo.



9. The Sound You Need

Sí. La típica playlist que te acompaña en el coche y en cualquier trayecto largo. Me ha entretenido en el avión, en el tren, en el coche, en el gimnasio y cuando he salido a correr. Le doy un 10. No cansa, pone de buen humor y no molesta. Os dejo una de mis favoritas.




10. Le français

He estudiado francés desde los 10 años. Como no es difícil de imaginar, llegué a hablarlo más que dignamente. Sin embargo, en los últimos 4 años lo he tenido demasiado abandonado. Así que bueno, decidí retomarlo. De mi reciente viaje a París, volví frustrada por no poderlo hablar. Desde entonces me he puesto más en serio.



11. Mis bufandas tartan

Lo que creo que realmente más me ha obsesionado durante este último mes han sido las bufandas escocesas. Tengo tres y son de las de verdad: importadas directamente desde Escocia. Abrigan muchísimo, son aún más suaves y me encanta como combinan con cualquier cosa. Tienen mucha presencia. Las mías son bastante grandes y quedan abultadas. Me gusta porque también puedo usarlas de chal. Son de esas prendas que me recuerdan cómo me gusta el invierno. 





Hasta pronto, 

X. 


domingo, 2 de febrero de 2014

Te deseo unos felices 22 X

Para una amiga que adivina siempre cuando la necesito:

Teníamos seis años y nos encontramos cruzando la puerta de la que sería nuestra clase. Íbamos a ir juntas. Te recuerdo con el pelo castaño y liso como una tabla de planchar, tímida e igual de perdida que yo.
Nos encontrábamos en un cambio de periodo, ya dejábamos los parvulos. Me enteré más tarde que tu cambio fue más grande, venías de tierras madrileñas. Nuestras madres tuvieron vista, nos presentaron.
El primer día de colegio ya íbamos juntas. Me acuerdo que te enfadabas porque no conseguía recordar tu nombre. Ahora que me conoces, sabes que no es que fuera cosa de tu nombre, me pasa con todos... Una larga etapa por la primaria, 6 años ni más ni menos. Con profesores que nos encantaban y otros que no tanto. Entre uno que nos decía "tanca la porta per fora" y la otra que fumaba sin parar, no nos aburríamos de los cotilleos. Además teníamos muy claro que.. "el B tot ho fa molt bé" y nos encantaba meternos con los del A. No nos mezclábamos ni locos! Juntas aprendimos las tablas de multiplicar, los rios de España, las comarcas de Catalunya, la gramática inglesa y muchas cosas más. Además empezó la experiencia de la coral. Donde hicimos grandes amigas y compartimos enormes experiencias. Viajes por todo el mundo, concursos, cantadas por la calle, bailes. Una etapa impresionante. Sin darnos cuenta ya estábamos en la ESO, tu te quedaste en el B, yo me fuí al A, desde ese momento entendí que, no solo "el B tot ho fa bé" sinó que "el A guanyarà". Aunque debo decir que tu te empeñaste en seguir pensando que el B era mejor. Que le vamos a hacer, si una es tozuda, es tozuda (con cariño). Bueno y entre tozudeces, seguíamos compartiendo largas horas de patio, con monitores de comedor más o menos enrollados "KIMI", seguimos pasándonos una hora al teléfono cada tarde contándonos no sé qué. Tu me explicabas catalán y yo te explicaba mates, era como nuestro pequeño trato, aunque nunca lo llegamos a mencionar como tal.
Y a todo esto, la coral, siempre estaba ahí. todos los sábados por la mañana, entre salve regina y kasar haciéndonos señales o hablando de punta a punta de la sala. Tu terceras y yo primeras. Eso si, siempre polos opuestos. También obviamente nuestros respectivos piques de que era mejor. El desayuno de filipinos blancos o el día que decidimos ser sanas y comer manzana. Y de la coral... tenemos anécdotas para aburrirnos.
Sin darnos cuenta, la etapa que parecía eterna, se acababa, íbamos a hacer bachillerato, tu te fuiste a un colegio y yo a otro. Una etapa curiosa. Intentaba venir por vuestro colegio siempre que podía a saludaros, teníamos mucho que estudiar, estábamos nerviosas, nos empezamos a hacer mayores de verdad. Empezamos a sufrir por las notas, no nos iba a llegar para la carrera que queríamos. Fue un poco agobiante. Pero ambas lo conseguimos, aunque sí es cierto que, tu acertaste mucho más que yo.
La etapa universitaria, ha sido y está siendo intensa. Hemos compartido muchas ilusiones y desilusiones. Amores y desamores. Risas y llantos. Cafés e infusiones. Paseos y cine. Salidas y estudio. Ganancias y también pérdidas.
Pero después de todo lo vivido, con lo que me quedo, es con nuestra amistad. Duradera, comprometida y desinteresada. Y es por esto y mucho más que aprovecho hoy, día 2 de Febrero, para decirte que me siento afortunada de tenerte a mi lado.

PER MOLTS ANYS X!





L.