Hace tiempo que he llegado a la conclusión de que de algún modo soy alguien que no debería ser. Nunca me sentí adolescente y me daba vergüenza que alguien me catalogara como tal. Cuando al fin llegué a mis veinte, sí me sentí en de acuerdo con mi edad pero ahora creo que ya he agotado los early twenty y me apetece algo más. ¿Precoz? No, sólo curiosa por lo que Dios me tiene reservado a mí y sólo a mí.
En todo este tiempo también me he dado cuenta de que hay cosas que sí y hay cosas que no.
Cosas que sí (intentaré ser muy estricta con el orden):
- Sí al amor simple that you can't deny.
- Polos Lacoste muy viejos. A la vida sólo le pido eso, que no es poco.
- La nieve, debajo del edredón.
- El té.
- La frivolidad inteligente y culta (porque sino, no es frivolidad, es idiotez y falta de sensibilidad).
- Las sábanas limpias y planchadas cada lunes. Siempre acompañadas de ducha nocturna, pijama también limpio y cara muy hidratada.
- Barbas sí, pero nunca en exceso.
- La gente con picardía. Por gente entended hombres.
- Las camisas planchadas. Camisa no planchada no debería ser ni una idea, ni un concepto, ni nada de nada.
- La gente que sabe hacer promesas y las cumple.
- Chicos en moto. Por Barcelona. Que te miran a través de la visera yendo o volviendo del trabajo. No hay cosa más sexy.
- El color azul marino.
- Ir a misa en secreto.
- Aprender a meditar sin conseguir levantarse cada mañana a las seis. Nunca confiaré en quien me jure y perjure que lo consigue.
- Sí a la expresión "es (muy) turbio". No puede gustarme más.
- Ser becario.
- El cashmere. Oh sí. Cashmere everywere: bufandas, jerseys, gorros, guantes y calcetines.
- Londres. En otoño.
- Chicos que tienen pinta de peperos pero que en realidad son catalanistas.
- Hombres que te abren las puertas.
- Las náuticas Sebago y las Birkenstock como zapatos de verano por excelencia. De toda la vida y para toda la vida.
- La gente que te sorprende y te hace odiarte por los perjuicios que irremediablemente tienes.
- El gustazo de ponerse el maquillaje por la mañana y quitárselo por la noche.
Cosas que no:
- Chicos y/o casas sin libros.
- La irracionalidad e impaciencia de las chicas que nos hace sufrir más de la cuenta. Respira, que todo se andará.
- Chicos que te regalan la luna desde el primer día. Nos gusta jugar.
- El gluten, la lactosa y la soja. Se ve que no puedo tomar nada de todo eso. Sí, acompañádme en el sentimiento.
- El olor a animal.
- Calcetines cortos pensados para hacer deporte + traje. Os juro que es un fenómeno real, increíble pero real. Que alguien lo denuncie, please.
- Las chicas divinas que se creen con mucha clase y no tienen ninguna.
- La gente que no sabe viajar.
- No cantar. Los que escuchan música sin cantar no son de fiar. Son turbios (ajá, ejemplo de lo que os decía antes).
- Bañadores y calzoncillos de lycra, que comprimen. OMG.
- El color lila.
- Las uñas sin cortar.
- Los zapatos
- Las arañas. Sigo sin superarlo.
- Las pesadillas.
- La ropa interior gastada, vieja y mal cuidada. Por Dios, ¿a quién se le ocurre?
Y con el maravilloso Spotify he descubierto esta canción, que me tiene loca. Escuchad muy bien la letra:
Hasta (muy) pronto,
X.
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